14 sept 2012

La necesidad de cuidar El Suquía

La Voz del Interior (14/09/2012)
El Suquía, contaminado

Nuevos estudios muestran una peligrosa contaminación del río Suquía a lo largo de 65 kilómetros, en lo que es una seria alerta para intensificar el cuidado del ambiente.
El río Suquía no sufre aún la pasmosa contaminación que muestran los cursos de agua del Conurbano bonaerense, pero ya lanzó varias alertas que es necesario tener en cuenta para intensificar el cuidado del ambiente y su impacto en la salud.
Cuando la destrucción de un río alcanza niveles intolerables, es el ecosistema el que peligra. Este simplemente lo manifiesta a través del agua, como un llamado de atención que señala la existencia de otros contaminantes, no sólo los que se arrojan a la corriente. Y ello exige acciones rápidas, pues ese río sigue siendo la principal toma para la provisión de agua de una amplia zona de la ciudad de Córdoba y localidades vecinas.
Recientes investigaciones realizadas por técnicos de la Universidad Nacional de Córdoba y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) demostraron que el Suquía presenta una elevada contaminación entre las ciudades de La Calera y Río Primero, en una extensión de 65 kilómetros, cuyos peores indicadores no sólo están ya en el trazado que atraviesa la capital provincial.
La investigación fue publicada en la revista científica Archives of Environmental Contamination and Toxicology , mientras que el trabajo de campo se realizó entre 2008 y 2009. Este dato subraya la gravedad del problema, ya que no hubo acciones concretas a partir de esas fechas como para revertir el cuadro de polución.
Andrea Hued, bióloga y una de las responsables de la investigación, recordó que siempre se culpaba de la contaminación a la ciudad Capital. “Pero, al complejizar los estudios, nos dimos cuenta de que hay otras fuentes de contaminación. La actividad que hay alrededor de la cuenca ya aporta contaminantes río arriba (desde La Calera, por caso) y se siente la presencia de pesticidas en todo el río”, precisa. Incluso, los peces tolerantes a condiciones complejas han raleado ante insoportables niveles de polución.
Como se ha señalado, no sólo es un problema del curso de agua, líquido que luego puede ser tratado bajo costosos procedimientos para potabilizarlo, sino del ambiente que rodea a la cuenca, que sigue siendo degradado sin ningún tipo de prevención. Por caso, podrían multiplicarse las exigencias para la creación de nuevos barrios y las construcciones que se levantan a la vera del río, para evitar una mayor degradación.
Los datos deberían ser tomados en serio por las autoridades responsables del ambiente y también por las de las áreas turísticas, ya que el espacio que va desde el dique San Roque hasta más allá del Suquía es usado para la promoción y el desarrollo del turismo, que desconoce el peligro que implica disfrutar de esas aguas.
No se trata de crear falsas alertas, pero la inacción y la desatención de este tema pueden resultar, en una fecha no muy lejana, un verdadero golpe a la calidad de vida de miles de personas.

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