18 ago 2012

Lo que va a hacer Monsanto en Malvinas Argentinas

Día a Día (18/08/2012)
Paso a paso, qué hará Monsanto en Malvinas

Así trabajará la planta semillera que se construirá en Córdoba, similar a la que funciona en Buenos Aires. Su montaje total podría llevar seis años.
Hacia febrero, el mes de mayor actividad, entran unos 180 camiones cargados de espigas de maíz (choclos) por día, y salen más de 10 mil bolsas de semillas listas para su venta. En apretada síntesis, esa es la labor de la planta de semillas de trigo transgénicas (modificadas para mayor rinde mediante el uso de biotecnología) que Monsanto tiene en la localidad de Rojas (provincia de Buenos Aires); la misma tarea que tendrá la que ya comenzó a montar en Malvinas Argentinas.
En la localidad ubicada sobre el borde este de esta capital, la mayor semillera mundial (de origen norteamericano) está montando su obrador en un lote de 28 hectáreas sobre ruta A-88. Y con papelería ya presentada, espera los permisos municipal y de la Secretaría de Ambiente de la Provincia para iniciar la construcción del complejo, pautado en seis etapas anuales de construcción con una inversión total de 1.500 millones de pesos.
Hasta 2013, insumirá 400 millones en la primera fase de la planta local, que una vez terminada despachará 3,5 millones de bolsas de semillas anuales de marca Dekalb. Ese volumen se sumará a los 4 millones (cada una sale de 120 y 200 dólares) que hoy produce en María Eugenia, su complejo de Rojas, una localidad de 12 mil habitantes.
A recorrer esas instalaciones fueron invitados el miércoles una decena de medios de Córdoba, entre ellos Día a Día. El viaje –organizado por Monsanto, del que ya publicamos un adelanto– apuntó a mostrar todo el proceso que replicará en Córdoba, e incluyó un diálogo abierto con los directivos. También se pudo tomar fotos y filmar libremente. Esa información es la que alimenta esta nota.
Glifosato. Monsanto está en Argentina desde 1956, cuando montó su fabrica de agroquímicos en Zárate (Buenos Aires). Allí hace glifosato (marca Roundup), el herbicida más utilizado en la agricultura en Argentina (criticado por organizaciones ambientalistas, pero del “nivel tóxico” más bajo remarca la empresa). A la vez, desde 1996, vende en el país su soja transgénica RR, resistente al glifosato y ampliamente difundida. Sobre esa y el resto de sus semillas, la multinacional tiene patentes de propiedad. En Córdoba sólo procesará semillas de maíz, tal como lo hace en su planta de Rojas. No producirá agroquímicos, aunque si utilizará en el “curado” final de las semillas (ver recorrido) algunos de clase II, “moderadamente peligrosos”, en muy escasa cantidad según sus directivos. La planta también genera polvillos (restos de la espiga y la semilla), en niveles “bajos” que por norma deben ser monitoreados en forma permanente.
Los desechos orgánicos como los marlos se venden a otras industrias o como alimento animal.
Esto se hace en la planta de Rojas, y se replicará en Malvinas Argentinas

1-Desde el campo. La producción de semillas de maíz híbrido comienza con el sembrado, entre agosto y octubre. Monsanto lo hace en 24 mil hectáreas de campo que tiene y alquila en la región Pampeana y el norte. Para la planta de Córdoba, sumará otras 6 mil hectáreas en hasta 150 km a la redonda del complejo. La cosecha va de diciembre a mayo. Las espigas (choclos, sólo se recogen las hembras) ingresan en camiones a la planta (el pico de 180 diarios es en febrero), y son transportadas en cintas.
2- Deschalado. Con máquinas se les extrae la chala, y se completa con selección manual. Acá trabaja la mayor cantidad de operarios (época de cosecha), ubicados en torno a cintas de donde extraen chala y materiales deteriorados.
3- Secado. Las espigas se almacenan en 186 celdas y, con aire caliente, se baja su humedad de 30 a 12%. Este proceso usa gas, en “poca cantidad” según la empresa. Ya secas, se las desgrana (se saca la semilla del marlo) con máquinas, y el grano se almacena en 96 silos.
4- Clasificación. Las semillas entran a una gran torre de siete pisos, donde hacen un recorrido en el que van siendo seleccionadas por tamaño y forma con maquinaria especial. Se separan por color y peso.
5- Curado. Este proceso es el que involucra químicos: en tanques, las semillas se recubren con insecticidas, funguicidas y un polímero para que sean más resistentes. Se colorean para facilitar su identificación. Luego se embolsan de a 80 mil (para 1 hectárea) y venden.

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