20 jun 2012
Noroeste cordobés gestiona el agua
11:59 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Mañana de Córdoba (20/06/2012)
Implementan sistema para extraer y almacenar agua que beneficia al noroeste cordobés
El proyecto surgió como consecuencia de un diagnóstico realizado entre 120 familias que trabajaron para mejorar su calidad de vida.
No es novedad que en el arco noroeste de la provincia de Córdoba, el problema que atraviesa a todas las comunidades de la región es la escasez de agua, tanto para el consumo humano como para la producción agrícola-ganadera.
Tanto es así que en parajes como El Pintado o El Empalme, cercanos a la población de Ciénaga del Coro, se había hecho costumbre para sus habitantes recorrer tres veces por día largas distancias hasta los pozos descubiertos hace decenas de años y acarrear el agua a lomo de burro hasta sus casas.
Los más afortunados tenían una arroyo cerca y usaban esa agua para la vida diaria.
El acopio era otro tema, ya que usaban cuanto recipiente había al alcance para obtener el líquido elemento. En verano, la situación se hacía un poco más llevadera, y el acopio de agua se realizaba los días de lluvia desde los techos de las viviendas.
Hoy, la realidad de algunos de los vecinos de esta zona del noroeste provincial ha cambiado, en razón de que las familias se han agrupado por cercanía y encararon en conjunto lo que es una realidad: la implementación de un sistema de extracción, almacenamiento y distribución de agua.
Para tal fin, se contó con el apoyo para realizar las perforaciones y el asesoramiento técnico de la agencia Cruz del Eje del Inta, a través del programa ProHuerta y la financiación económica del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. También participó el Movimiento Campesino de Córdoba.
La realidad de El Pintado
Cuando los técnicos del Inta llegaron hasta las siete familias de El Pintado y les comunicaron que había la posibilidad de instalar un nuevo sistema para que contaran con agua en sus casas, visualizaron en la población diversos estados de ánimo: primero, la incredulidad; segundo, la duda; y, por último, la organización para el trabajo, cuando comprendieron la seriedad del proyecto. Cabe aclarar que el acuerdo convenía que los vecinos comprometían la mano de obra para concretar el proyecto, lo que incluía el cavado de las zanjas desde la bomba hasta el tanque y de éste hasta las casas, previo trazado de una calle para que entrara la maquinaria que realizaría la perforación.
Además, se establecieron turnos para cargar las cisternas. Así, las siete familias se turnan de a dos representantes por semana, y, para que funcionase el motor de la bomba que llevaba agua hasta el tanque que está en la cima de un monte cercano, cada responsable debía aportar los litros necesarios de nafta para su funcionamiento.
La situación de Empalme
Si bien la realidad de Empalme no era distinta a la de El Pintado, la diferencia en la extracción del agua radicaba en que la zona contaba con energía eléctrica, por lo que el llenado de la cisterna se hace de forma automática.
Pero hasta llegar a esta realidad, los productores locales tuvieron que resignarse uno por uno a ver como los pozos y las napas se secaban o iban disminuyendo su caudal.
Cuando se informó sobre el proyecto, al principio hubo mucho escepticismo debido a las malas experiencias por promesas incumplidas, lo que provocó que muchos vecinos decidieran no sumarse, postura que cambió cuando vieron que el proyecto prosperaba.
Aún sin ningún material a la vista, los vecinos empezaron a cavar las zanjas desde donde iba a instalarse la cisterna hasta cada casa. Durante ese proceso, comenzaron a llegar los materiales y al igual que sus vecinos del otro lado de Cienaga del Coro, fueron ellos los que terminaron el trabajo.
En El Empalme el agua se entrega cada ocho días y se benefician diez familias que totalizan aproximadamente 25 personas.
Hoy, gracias al trabajo conjunto, los habitantes del sector lograron cambiar su realidad y mejorar sustancialmente su calidad de vida.
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Implementan sistema para extraer y almacenar agua que beneficia al noroeste cordobés
El proyecto surgió como consecuencia de un diagnóstico realizado entre 120 familias que trabajaron para mejorar su calidad de vida.
No es novedad que en el arco noroeste de la provincia de Córdoba, el problema que atraviesa a todas las comunidades de la región es la escasez de agua, tanto para el consumo humano como para la producción agrícola-ganadera.
Tanto es así que en parajes como El Pintado o El Empalme, cercanos a la población de Ciénaga del Coro, se había hecho costumbre para sus habitantes recorrer tres veces por día largas distancias hasta los pozos descubiertos hace decenas de años y acarrear el agua a lomo de burro hasta sus casas.
Los más afortunados tenían una arroyo cerca y usaban esa agua para la vida diaria.
El acopio era otro tema, ya que usaban cuanto recipiente había al alcance para obtener el líquido elemento. En verano, la situación se hacía un poco más llevadera, y el acopio de agua se realizaba los días de lluvia desde los techos de las viviendas.
Hoy, la realidad de algunos de los vecinos de esta zona del noroeste provincial ha cambiado, en razón de que las familias se han agrupado por cercanía y encararon en conjunto lo que es una realidad: la implementación de un sistema de extracción, almacenamiento y distribución de agua.
Para tal fin, se contó con el apoyo para realizar las perforaciones y el asesoramiento técnico de la agencia Cruz del Eje del Inta, a través del programa ProHuerta y la financiación económica del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. También participó el Movimiento Campesino de Córdoba.
La realidad de El Pintado
Cuando los técnicos del Inta llegaron hasta las siete familias de El Pintado y les comunicaron que había la posibilidad de instalar un nuevo sistema para que contaran con agua en sus casas, visualizaron en la población diversos estados de ánimo: primero, la incredulidad; segundo, la duda; y, por último, la organización para el trabajo, cuando comprendieron la seriedad del proyecto. Cabe aclarar que el acuerdo convenía que los vecinos comprometían la mano de obra para concretar el proyecto, lo que incluía el cavado de las zanjas desde la bomba hasta el tanque y de éste hasta las casas, previo trazado de una calle para que entrara la maquinaria que realizaría la perforación.
Además, se establecieron turnos para cargar las cisternas. Así, las siete familias se turnan de a dos representantes por semana, y, para que funcionase el motor de la bomba que llevaba agua hasta el tanque que está en la cima de un monte cercano, cada responsable debía aportar los litros necesarios de nafta para su funcionamiento.
La situación de Empalme
Si bien la realidad de Empalme no era distinta a la de El Pintado, la diferencia en la extracción del agua radicaba en que la zona contaba con energía eléctrica, por lo que el llenado de la cisterna se hace de forma automática.
Pero hasta llegar a esta realidad, los productores locales tuvieron que resignarse uno por uno a ver como los pozos y las napas se secaban o iban disminuyendo su caudal.
Cuando se informó sobre el proyecto, al principio hubo mucho escepticismo debido a las malas experiencias por promesas incumplidas, lo que provocó que muchos vecinos decidieran no sumarse, postura que cambió cuando vieron que el proyecto prosperaba.
Aún sin ningún material a la vista, los vecinos empezaron a cavar las zanjas desde donde iba a instalarse la cisterna hasta cada casa. Durante ese proceso, comenzaron a llegar los materiales y al igual que sus vecinos del otro lado de Cienaga del Coro, fueron ellos los que terminaron el trabajo.
En El Empalme el agua se entrega cada ocho días y se benefician diez familias que totalizan aproximadamente 25 personas.
Hoy, gracias al trabajo conjunto, los habitantes del sector lograron cambiar su realidad y mejorar sustancialmente su calidad de vida.
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