20 jun 2012

Juicio de Ituzaingó Anexo: resumen del 7º día

La Voz del Interior (20/06/2012)
Vecino dijo que avioneta fumigaba cerca de su casa

 
Declaró que su esposa murió de cáncer y que sus hijos están enfermos. Dijo que un funcionario municipal le ofreció trabajo para "que no dijera nada".
Un cartero y vecino de barrio Ituzaingó Anexo, Walter Sosa, declaró que vio de noche dos veces cómo una avioneta fumigaba a 150 ó 200 metros de distancia de su casa sobre unos campos contiguos sembrados, en el marco del juicio por las fumigaciones supuestamente ilegales en esa zona de la ciudad de Córdoba.
El proceso que encabeza la Cámara 1ª del Crimen es por dos hechos puntuales de fumigación, ocurridos en 2004 y en 2008, y en ambos está implicado el productor agropecuario Francisco Parra. En el segundo están acusados el también productor Jorge Gabrielli y el piloto Edgardo Pancello, con la distinción de que el aviador está imputado como autor y los productores responden como instigadores.
Sosa, quien reconoció a Gabrielli y Parra porque les llevaba correspondencia, dijo que vio, de noche, cómo una avioneta fumigaba sobre unos campos a 150 ó 200 metros de distancia de su vivienda. Y agregó que entró a los campos para “ver qué se podía hacer para que dejaran de fumigar”.
Según la ordenanza 10.590, no se puede fumigar a menos de 2.500 metros de las viviendas del barrio.
Sosa mencionó que creen que los campos estaban sembrados con soja y maíz. Indicó que una de las veces que ingresó escuchó dos disparos y que en otra oportunidad también entró a los campos con Sofía Gatica, vecina y representante de las Madres de Ituzaingó.
“Olor a gamexane”. El testigo dijo que tras las fumigaciones sintió un “olor a gamexane”. Eso mismo había declarado Gatica en la instrucción de la causa, a cargo del fiscal Carlos Matheu.
Cuando se le preguntó si sabía de quiénes eran los campos, declaró que tenía entendido que del “señor Parra”, pero que no lo vio en ese lugar.
Sosa recordó que en abril de 2007 su esposa Sandra Raquel Reinoso quedó internada en el Hospital San Roque. Los médicos primero le mencionaron que tenía un quiste en el hígado, pero luego dijeron que padecía “un cáncer ramificado” y que no había “nada que hacer”.
“En el barrio se enfermó la gente. Tomé conciencia de que algo pasaba”, dijo Sosa.
El hombre mencionó que en junio de ese año un “funcionario de la Municipalidad” fue a buscarlo a su casa y le ofreció trabajar para el municipio y pagarle el velatorio de su mujer, a lo que él se negó. “A la muerte de mi señora no la cambio por un trabajo”, sostuvo. Sosa afirmó que cree que el médico fue a verlo “para que no dijera nada”.
En otro tramo del relato, contó que sus hijas de 15 y 10 años tienen agroquímicos en la sangre. También dijo que a su hijo de 14 años no le realizaron estudios porque no tiene recursos y que a él le detectaron “cuatro pelotitas en el estómago”, pero no se anima a volver al médico y quiere irse del barrio. “No sé qué hacer. Es la muerte estar ahí. Quiero salir”, dijo.
Cuando Carlos Hairabedian, abogado del acusado Gabrielli, le preguntó a Sosa quién tendría que tomar la decisión de sacarlo del barrio, el testigo contestó que los “funcionarios, porque son los responsables de todo esto”.
Cambio de agua. Testigo. Walter Sosa sostuvo que la empresa Aguas Cordobesas cambió los tanques y el agua en Ituzaingó Anexo “por la contaminación”. “Al fumigar con la avioneta, se hacía una ‘neblina’ que entraba en los tanques de agua. Me dijeron que los tanques tenían agroquímicos”, indicó.

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Más Información:

La Mañana de Córdoba (20/06/2012)
- Testigos hablan de la responsabilidad del Estado
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