13 may 2011

El Canal Norte reparte sus últimas gotas

La Voz del Interior (13/05/2011)
El Canal Norte reparte sus últimas gotas



Dejará de proveer agua un mes antes de lo habitual a 4.500 hectáreas de quintas al norte de la Capital. El servicio fue irregular toda la temporada y faltaría en primavera, cuando es la siembra fuerte de hortalizas.
El Canal Maestro Norte reparte su último hilo de agua a los quinteros del cinturón verde del norte de la ciudad de Córdoba. A más tardar, el martes se cerrará la compuerta para que el dique San Roque pueda soportar la demanda de agua potable de la Capital y de localidades de Sierras Chicas.
Esto ocurrirá un mes antes de lo normal. Y el panorama es más grave en primavera, cuando es la siembra fuerte de verduras. La Provincia no tiene previsto repartir agua para esa fecha clave. Sólo una lluvia podrá salvar la producción.
Este sistema de riego alimenta a 657 productores y 1.800 trabajadores que proveen el 50 por ciento de las verduras de hoja que consume la ciudad de Córdoba y un tercio de la papa.
César Ciminari, productor y un histórico del Consorcio de Riego, estima que el dique Mal Paso (Dumesnil), donde comienza el canal, tiene un metro menos. Botellas, troncos y todo tipo de basura tapan la toma. El sábado comenzarán con algunos arreglos para aprovechar al máximo la poca cantidad de agua que podrían recibir en primavera.
A 10 metros de la compuerta, una medición precaria y oxidada marca 0,65 metro. Es el único aforo que hay en los 16 kilómetros recorridos por el diario y, según Ciminari, es mentiroso. “Debe estar pasando 0,55 metro, cuando para esta época nos daban 0,90”, dice.
Los primeros ocho kilómetros del canalizado son de material. No hay pérdidas, pero sí le falta limpieza. Hay piedras, ramas y troncos en varios sectores. En la década de 1980, la Provincia les dio la concesión del canal a los quinteros.
Dos décadas atrás, se podía mantener porque el canon que pagaba cada productor por hectárea era un buen monto. “Había ocho mil hectáreas y teníamos el 20 por ciento de los problemas actuales. Ahora hay casi la mitad de hectáreas y muchos más problemas”, asegura el productor. Ciminari entiende que un grupo tan pequeño de productores no puede mantener un canal que se usa para riego, pero también como desagüe de la ciudad. “Somos empleados que trabajamos gratis para el Gobierno y encima tributamos más por ser campos con riego”, comenta. En Villa Rivera Indarte, el canal pierde más de un metro de los 2,5 que tiene de profundidad. Con las lluvias, calles como Las Varillas o Montebuey se convierten en desagües que también arrastran tierra y piedras y comen el canal. El consorcio debe limpiarlo pero no tiene las maquinarias suficientes. “Podemos limpiar troncos y ramas, pero sacar camionadas de tierra es más complicado”, dice Ciminari.
Los 95 kilómetros de canales del norte llegan hasta El Quebrachal, Villa Esquiú, Monte Cristo y Colonia Tirolesa. Esta temporada muchos productores pasaron hasta 90 días sin recibir un turno de agua, cuando lo normal es esperar 35 días.
A fines de abril, los quinteros reclamaron a la Provincia. Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos les otorgaron 10 días más de agua y le prometieron 10 perforaciones que sólo aliviarán la situación del 10 por ciento de los productores.
Antes de cruzar Donato Álvarez, el canal tiene una compuerta que desvía agua al río para regular las crecidas por las lluvias. Ciminari se queja de que la Municipalidad de Córdoba no la usa correctamente: “Ven dos nubes oscuras y la abren. Eso hace que perdamos agua que tarda hasta mediodía para recuperarse”. También protesta porque la gente arroja ramas, troncos y escombros. “Da lástima ver el canal”, resume. Serafín Capagli, de la zona de Los Boulevares, es uno de los primeros quinteros que recibe agua del canal. Dice que cosechó un cuarto de la verdura que produce en un año normal.
Además, cuenta que la cadena de siembra se rompió porque se retrasaron los tiempos. “Si en primavera no hay agua, muchos de los trabajadores abandonarán las quintas. Si no llueve, no hay solución”, asegura.
Los especialistas calculan que el sistema de riego de Córdoba pierde un 60 por ciento. Otro punto débil que señalan los expertos hídricos es el derroche que hacen los productores cuando riegan. Ciminari y Capagli coinciden en que el riego por goteo no es la solución porque no permite mover la tierra, una labor vital en las quintas.
Agrónomos calculan que con el actual sistema de surcos sólo se aprovecha el 30 por ciento del agua que llega. Con buenas prácticas se podría aumentar el rendimiento al 50 por ciento.
Construido en 1885, el dique Mal Paso y sus canales son el maná de la horticultura de Córdoba. Ahora, su nombre parece sintetizar el ritmo productivo del cinturón verde.

Ver Noticia On Line


Reducir el consumo de agua

La mayoría de los embalses de Córdoba está por debajo de su cota máxima, por lo que no hay otra alternativa inmediata que acelerar la instalación de medidores e incentivar el uso racional del agua.
La crisis hídrica no es sólo un término que figura en los manuales ecologistas y en los programas de defensa del medio ambiente, ni tampoco un simple eslogan político que se lanza en tiempos electorales. En Córdoba es una realidad tangible, que se puede observar a simple vista y se sufre en numerosas poblaciones.
La bajante de los lagos es una consecuencia directa de la falta suficiente de lluvias y también de un constante y descontrolado aumento del consumo de agua en los grandes y medianos centros urbanos.
Tampoco es una originalidad cordobesa, ya que la mayoría de las provincias situadas al pie de la Cordillera de los Andes, en especial Men-doza, también sufren una crisis hídrica, debida ante todo a las pocas nevadas que hubo el año pasado en los picos andinos. No hay que olvidar que las provincias cuyanas y patagónicas se proveen del agua de deshielo, o sea cuando la dura nieve de las montañas se derrite en verano y alimenta en forma caudalosa los numerosos ríos y arroyos que bajan a la llanura.
En Córdoba, la situación es distinta porque el agua proviene de los lagos, que depende de la lluvia caída sobre todo en estaciones lluviosas, que son el verano y parte del otoño. En el último período, no llovió lo suficiente como para llenar los embalses, la mayoría de los cuales está por debajo de su cota máxima.
La situación más grave es la del lago San Roque, que abastece a gran parte de la ciudad Capital y al Gran Córdoba. Es cierto que la región sur del área Capital recibe agua desde el lago Los Molinos, pero también éste registra más de un metro y medio por debajo de su nivel normal.
Ya hemos entrado en los meses más secos y es probable que no vuelva a llover con intensidad hasta octubre-noviembre. Además, la falta de lluvias impide que estén abastecidos los arroyos y vertientes que nacen en las montañas, los cuales actúan como reservorios del líquido durante la época de precipitaciones.
No se puede esperar la bienaventuranza de un cambio climático; lo que hay que hacer es tomar medidas para regular y disminuir el consumo de agua, como la instalación en gran escala de medidores domiciliarios, cuyo objetivo final es regular el consumo a lo estrictamente necesario.
El control debe alcanzar también a los grandes negocios inmobiliarios, sean edificios o barrios cerrados, que a veces no tienen en cuenta cuestiones básicas como la provisión necesaria de agua potable y el tratamiento de los líquidos servidos, con lo que se contaminan las napas subterráneas, que en muchos lugares sirven para cubrir parte de las necesidades de agua.
Por último, resulta atendible y pertinente la exigencia de las autoridades y la comunidad de Villa Carlos Paz para que se adopten decisiones urgentes en procura de reducir el consumo de agua y salvaguardar las reservas de los lagos.

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs