27 feb 2011

Plantas nativas como pesticidas

La Voz del Interior (27/02/2011)
Científicos prueban plantas nativas como pesticidas



Cordobeses estudiaron 116 plantas locales y encontraron que 22 podrían ser insecticidas, herbicidas, fungicidas o antibacterianas.
Estudios epidemiológicos, toxicológicos y ambientales siguen alimentando la mala fama de los pesticidas sintéticos que actualmente se utilizan en el campo y el hogar para combatir malezas, insectos y hongos.
Además, estos productos tienen sus años contados. Cuando no haya más petróleo, su materia prima, se deberán buscar nuevas formas de elaborar pesticidas. Una de las alternativas está en las plantas nativas.
Con estos datos como premisas, Sara Palacios y su grupo del Conicet y la Universidad Católica de Córdoba estudiaron 116 plantas nativas de Córdoba y la región para detectar compuestos que puedan ser insecticidas, herbicidas, fungicidas o antibacterianos.
Detectaron que los aceites esenciales de 22 especies tienen potencialidad para aplicarse como pesticidas. El grupo está formado por Cecilia Carpinella, Alberto Bertoni, Georgina Díaz Napal, Yanina Rossi, Soledad del Corral y Gustavo Ruiz.
“La disponibilidad de petróleo va a caer en las próximas décadas. Los pesticidas actuales derivan de él; entonces su precio va a aumentar o va a haber menos producción. Esto, y los problemas ambientales que generan las sustancias sintéticas, provocarán un cambio a largo plazo”, señala Palacios.
La investigadora aclara que el objetivo es encontrar principios activos que sirvan como pesticidas y saber cómo funcionan para allanar el camino a la hora de desarrollar productos.
Para lograr que un producto se comercialice se requieren varios estudios toxicológicos que demandan de dos a cinco años y varios cientos de miles de dólares. De esta manera, se logra la aprobación de Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Casi no hay antecedentes de registros de pesticidas naturales.
Todos estos riesgos e inversiones deben ser asumidos por una empresa, que a su vez debe generar el mercado para este nuevo concepto de plaguicidas. No obstante los obstáculos, la investigadora ya firmó un acuerdo con una empresa para comenzar los estudios.
Inicios. Palacios comenzó a investigar el paraíso, conocido insecticida. “Aprendimos cómo funcionan los compuestos naturales, cómo extraerlos, cómo medir su poder insecticida”, explica.
Luego estudiaron la flora de la región. Hicieron una colección de 116 plantas nativas de las que obtuvieron sus extractos y los probaron como insecticida, herbicida, fungicida, antibacteriano e inhibidor enzimático. Encontraron que 22 especies tienen potencial. “Detectamos plantas nativas muy activas, aunque no llegan a tener el poder del paraíso. Pero al ser locales y de zonas semiáridas, podrían ser cultivadas o cosechadas para tener un producción industrial”, agrega.
Una de ellas es la Flourensia oolepis o chilca. Tiene una sustancia con gran acción insecticida pero también herbicida y fungicida. “Produce una reducción del hambre en los insectos. Dejan de comer y pierden la capacidad de crecimiento. Los mata antes de que se hagan adultos y se reproduzcan”, dice. Los insecticidas comerciales, en cambio, actúan sobre el sistema nervioso del insecto, y así los mata instantáneamente.
La agricultura orgánica ya utiliza este tipo de productos. Los productores elaboran sus propios pesticidas. Palacios dialoga con ellos para que implementen estas técnicas y algunos ya trabajan con paraíso.
El efecto es menor que cualquier plaguicida sintético. Pero los beneficios se cuentan por otro lado: no dependen del petróleo, son biodegradables y menos tóxicos.
La chilca probó su eficacia con plagas como el gusano cogollero del maíz, la vaquita del olmo y la vaquita del zapallo. Además, contra el fusarium, un hongo que ataca al trigo. Otra planta, la árnica ( Trichocline reptans ), fue la más activa como antifúngico. Entre los herbicidas, una de las más efectivas resultó ser el suncho (Baccharis salicifolia), que inhibe la germinación de plantas mono y dicotiledóneas.

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Peperina, tomillo y cítricos para matar moscas en casa

Palacios también realizó un estudio inverso. Se tomó un insecto al que querían controlar y probaron sustancias naturales.
“Trabajamos con moscas domésticas. Buscamos una sustancia que se pueda aplicar en una cocina sin mayores riesgos. Elegimos aceites esenciales de plantas comestibles. Si las comemos, es porque las toleramos”, explica Palacios.
Ensayaron con 33 aceites esenciales y detectaron varios activos para matar moscas. Entre ellos: la peperina, el tomillo serrano y cítricos. La peperina tuvo el mismo efecto que un insecticida sintético que se usó de control. Y también descubrieron cómo es el proceso insecticida. Para desintoxicarse, la mosca tiene un mecanismo que oxida cualquier material extraño que ingresa a su cuerpo. Pero cuando ingiere estos aceites esenciales, este mecanismo los convierte en sustancias más tóxicas para la mosca.
Las moscas ya generaron resistencia a los insecticidas piretroides. “Las más resistentes son las más sensibles a estos aceites esenciales. Tengo la esperanza de que esta sustancia sea más fácil de comercializarse como insecticida, no son tóxicas”, comenta Palacios.

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