19 dic 2010

Vecinos reciclan por su cuenta en Mendiolaza

La Voz del Interior (19/12/2010)
Vecinos reciclan por su cuenta

Viven en Mendiolaza. Redujeron la cantidad de basura desde el patio de sus casas.
Mendiolaza. Fue hace un año. En las fiestas que cerraron 2009, Carola Guerrero se asombró de la cantidad de basura que vio al salir de su casa. Desde entonces se preocupó por aprender y practicar métodos de reciclado y separación. Hoy, junto a otras 10 familias del barrio El Talar, en Mendiolaza, todos los meses llena una camioneta cargada con basura clasificada. Como no es recogida por el servicio de recolección municipal, la lleva por su cuenta a la planta de Crese en la ciudad de Córdoba.
En su patio, Carola acumula durante 30 días botellas plásticas, cartón, vidrios y papel de los vecinos de su barrio. Ella se ocupa de aplastar botellas, quitar tapitas, separar vidrios y cartones. También recicla los residuos orgánicos en compartimentos de compost. “Prácticamente al basurero no lo usamos”, aclara.
Alguna vez se acercó al municipio de Mendiolaza para sugerir que traslade el modelo al resto de la localidad, pero encontró barreras. Le comunicaron que no contaban con espacio suficiente para instalar una planta de ese tipo, ni con personal para clasificación de residuos. Sólo le prometieron la colocación de tachos grandes para receptar envases plásticos, pero aún eso no se concretó.
Sin embargo, a partir de la actividad individual de Carola, varios vecinos se plegaron y adoptaron esos hábitos con naturalidad. “La gente no recicla porque no sabe. Cuando lo comprende y asimila lo hace muy conforme”, comentan a dúo Marina y Mariana, dos vecinas sumadas a la iniciativa.
Carola trasladó además la experiencia a la escuela Padre Vergonjeanne, de Villa Allende Parque, donde es docente. Allí enseñó a los niños los procesos de separación de basura en tachos diferenciados. Al reciclado de papel lo donan al Cottolengo Don Orione, y el resto de la basura se lleva a fundaciones y empresas que comercializan la mercadería. Los fondos se destinan a la cooperadora escolar.
Aunque la cantidad de gente involucrada en la experiencia parece menor, el valor simbólico de sus conductas genera resultados y marca un avance. Carola apunta: “De sólo ver a mi hijo de 5 años que me dice que hay que reciclar ya es una gran satisfacción. Se trata de tomar conciencia. No podemos seguir esperando más y acumular tanta basura. Con un poquito de cada uno podemos lograr el cambio”.

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