18 nov 2010

2010, con menos fuego que el pronosticado

La Voz del Interior (18/11/2010)
2010, con menos fuego que el pronosticado



Se presagiaba un año muy complicado en materia de incendios por la lluvia del otoño y las heladas del invierno.
Contra todos los pronósticos, 2010 no será por suerte recordado como un año de fuertes daños ambientales y económicos producidos por los incendios de bosques y pastizales. Por el contrario, si no hay malas sorpresas en lo que resta del año, 2010 se encamina a figurar entre los que menos hectáreas quemadas dejará de la última década.
En el Plan Provincial de Manejo del Fuego no tienen aún estadísticas precisas, porque el año no ha terminado. Señalaron que a fin de diciembre habrá números oficiales. Pero admiten desde ya que los meses de mayor riesgo han pasado (agosto, septiembre y octubre) y que la cifra está bien por debajo del promedio.
Una primera estimación es que, si no aparecen grandes siniestros ya fuera de la temporada de mayor riesgo, la cifra final de 2010 no llegará a las 20 mil hectáreas. Hasta ahora, se ubicaría más bien cerca de las 15 mil, lo que representaría –de mantenerse– un 12 por ciento de lo quemado en el muy duro año anterior.
Roberto Astrada, coordinador de Prevención del Plan Provincial que depende de la Secretaría de Ambiente, señaló a La Voz del Interior que “este año ha sido mucho más favorable que el anterior y podría quedar entre los mejores”, al menos desde que en 1999 empezaron a llevarse estadísticas de hectáreas quemadas.
El peor año, según esos registros oficiales, fue 2003, cuando el fuego arrasó unas 128 mil hectáreas en Córdoba. Pero 2009 estuvo muy cerca, con 121 mil hectáreas afectadas.
Sin contar todo. En la repartición provincial admiten que en esas cifras se cuentan sobre todo los siniestros en zonas serranas, que involucran pastizales y bosques nativos o implantados, y sólo una parte (los que generan más movimiento de bomberos) de los incendios en zonas rurales de llanura.
El año pasado, por ejemplo, se estimó que más de 100 mil hectáreas tomaron fuego en campos del llano, quemando en la mayoría de los casos rastrojos (restos de cultivos ya cosechados). Sin embargo, algunos terminan con consecuencias más graves: el más resonante fue el fuego que arrasó con una planta acopiadora de granos en la localidad de Charras, en el sur cordobés. Tomando ese total rural, en 2009 puede que el fuego haya manchado en realidad unas 250 mil hectáreas del mapa cordobés.
De todos modos, es en las sierras donde el fuego hace más estragos, porque quema bosques, pone en riesgo propiedades y vidas en zonas de más difícil acceso para su control, y afecta vegetación y suelos provocando daños ambientales que, entre otras consecuencias, profundizan los problemas en las cuencas hídricas en las que nacen la mayoría de los ríos y arroyos que abastecen de agua a esta provincia.
Con menos cubierta vegetal, se produce más erosión en los cerros, se pierde suelo y las sierras disminuyen su capacidad de acopio de agua.
Más y menos. En la última década, fueron 2004 y 2007 los años de menor superficie quemada, con menos de 13 mil hectáreas. Es probable que 2010 se ubique en ese lote.
Astrada aclaró que este año si bien los meses de mayor riesgo ya pasaron, aún pueden generarse focos de fuego: “Hay que seguir atentos cada día”. De hecho, ayer hubo dos pequeños puntos de fuego rural, sofocados en zonas cercanas a Jesús María y Villa de Totoral. Casi todos los días, salvo en jornadas de lluvias generalizadas, algún foco se genera aún. Pero el promedio de inicio está ya por debajo de los meses anteriores.
En 2010, los días más complicados fueron el 6 y 7 de noviembre pasados, cuando se sucedieron 25 focos de incendio en toda la provincia, en jornadas de fuertes vientos e intenso calor.
De lo que suceda de aquí a fines de diciembre dependerá el balance anual final, que hasta ahora resultó benévolo.

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Hay más incendios por la presencia del hombre

El año 2009 fue de los peores que se recuerdan por l a intensa y prolongada sequía hasta ya entrado el verano.
Ello generó las condiciones para que el fuego se propague más fácilmente.
El año 2010 empezó con pronósticos poco alentadores. Se dio un otoño lluvioso, que hizo crecer más de lo habitual los pastizales, y luego un invierno especialmente duro, que secó toda la vegetación.
Eran meses en que los bomberos de los más diversos puntos de la provincia y quienes trabajan en el Plan Provincial de Manejo del Fuego admitían que el panorama era complejo. Vegetación más alta y más seca de lo normal hacían extremar los recaudos.
También se admite que en los últimos años se percibe que la temporada de incendios es más larga, porque empieza antes con calores y vientos en algunos días de invierno.
Hace cuatro meses, se planteaba que el mejor plan contra el fuego sería la llegada de lluvias en los meses clave de primavera: agosto, septiembre y octubre. Y en ese período hubo agua, aporte de humedad y alivio.
Finalmente, 2010 no fue –para fortuna de los cordobeses– lo que se suponía que podía ser.
La interfase. En los cuarteles de bomberos hallan una razón central para explicar el creciente número de incendios en las sierras, en comparación con décadas atrás. Aseguran que la mayoría son lo que llaman “fuego de interfase”, generados por la presencia humana que se va intercalando cada vez más entre cerros y bosques.
Cada vez hay más viviendas y más presencia humana en esas áreas y eso implica más focos posibles. Y no sólo se acrecienta el riesgo de inicio –apuntan los bomberos- sino que resulta más complicado sofocar el fuego, porque además de controlarlo en el bosque o el pastizal deben privilegiar las edificaciones y las vidas humanas.

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