26 abr 2010

Los animales y los hombres

La Voz del Interior (26/04/2010)
Los animales y los hombres

Arnaldo Pérez Wat (Periodista)

Hoy, los animales y las plantas acusan nuestras depredaciones y la naturaleza nos devuelve los golpes.
La Provincia denunció al municipio por contaminar Como para no tener detractores Charles Darwin. Si mucha gente opina que lo que está ocurriendo en el mundo indica que la mitad de sus habitantes, o más, son unos tarados; y el sabio, con su teoría de la evolución, afirma que no sólo los hombres son inteligentes a partir de un determinado momento del pasado, sino que, además, pertenecen a la misma parentela de simios.
Los contemporáneos de Darwin se conformaban con repetir que los animales obran por instinto y el hombre mediante la inteligencia. Que, en todo caso, a los animales superiores la inteligencia les servía para hacer cosas pero no para saber para qué las hacía (finalidad); ni por qué (causalidad). Y que, en cambio, el hombre, por ejemplo, sabe para qué gobierna y por qué (?). Pero hoy se tiene la sensación de que ni siquiera conoce cómo y para quién gobierna.
Hay gente que acepta que el hombre desciende del simio. Pero, visto cómo andan las cosas, suponen que los conflictuados que manejan el mundo deben haber descendido de un chimpancé adoptado. Algunos, guiándose por el look , afirman que ciertos hombres han descendido más tardíamente que otros.
Anaximandro de Mileto (610-547 AC) sostuvo que la Tierra se encontraba primitivamente en estado fangoso; que después formó burbujas por el calor, de donde salieron los primeros seres organizados. Luego, con la creciente condensación y desecación de la tierra, estas formas se fueron propagando y caminaron. Las aletas del pez se hicieron extremidades y luego alas.
La evolución sigue. Sea como fuere, no hay por qué pensar que la evolución llegó a su fin. Si las ciencias blandas alcanzan a las duras en su desarrollo, y llevando hasta lo fantástico la imaginación, podemos concebir que, en millones de años más, ciertos hombres con alas, esos cuasi ángeles, se avergonzarían de nosotros y nos negarían. Y quizá el Aristóteles de ellos nos llamaría "bestias políticas", que nacieron y se reprodujeron en medio de guerras, asesinatos, persecuciones, barras bravas. Hoy, en cambio, reconocemos que el hecho de que el hombre descienda del chimpancé es la causa de todos los males (para el chimpancé).
En el Libro de los proverbios, se lee: "El justo entiende las necesidades de su ganado". Y en el Corán: "Los animales son para nosotros de educativo ejemplo". Richard Ryder, en Animals, men and morals , 1971, conserva la esperanza de que, así como no se acepta hoy que existan discriminaciones raciales, se dará el día en que los espíritus ilustrados lleguen a aborrecer esa actitud de la especie humana que se considera como privilegiada respecto de las otras; y que, como rey de la creación, supone que es el único con derechos que los animales no deben tener.
En ocasión del Día del Animal -29 de abril- se cita la carta que el jefe Seattle de la tribu suquamish mandó en 1855 al gran jefe de Wa-shington, en la que profetiza que todo lo que le ocurra a los animales pronto habrá de ocurrirle al hombre. Hoy, los animales y las plantas acusan nuestras depredaciones y la naturaleza nos devuelve los golpes.
Decididamente, se trata de educación, pero no sólo física e intelectual. La historia demostró que la instrucción sin educación fue siempre peligrosa para el orden social. Ahora comprobamos que la educación de los sentimientos es lo primordial, puesto que con el avance intelectual y científico solamente, el peligro es mayor tanto para los seres inferiores como para los superiores. Y es una realidad que, en la forma que trata a los animales, se vislumbra en el niño su conducta futura respecto de sus relaciones con el prójimo.

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