18 dic 2009

Las regalías y las universidades

La Voz del Interior (18/12/2009)
Las regalías y las universidades

Por Jorge A. Gabach
Ingeniero civil, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba

Hoy veo que la Universidad Nacional de Córdoba , de la que egresé hace varios años, rechazó los fondos derivados de las regalías mineras provenientes especialmente de Catamarca , donde resido actualmente. Sostienen que no se deberían recibir estos fondos debido a que la minería provocaría contaminación. Es así que tras varios años de recibir fondos de este origen, surgen los pruritos éticos de los consejeros, y deciden rechazarlos.
Hay que recordar que estos fondos no son regalos de las empresas mineras, sino regalías que nos pertenecen con todo derecho y que por ley se distribuyen a las universidades. Entrando en el tema y analizando la situación y el deseo de recibir fondos "limpios", creo que no es el caso de quedarse sólo en la minería.
El presupuesto de las universidades proviene de los impuestos generales, que tienen orígenes muy diversos. ¿Es ético recibir fondos recaudados de la venta del tabaco , que produce millones de muertos anualmente de cáncer de pulmón? ¿Y qué decir de los que vienen de la venta de alcohol? ¿Cuántas vidas y familias se destruyeron por el alcoholismo? Y no nos olvidemos del juego, que genera muchos impuestos también. Suicidios, desfalcos, ruinas familiares se deben al juego. ¿Y si hablamos del Impuesto a los Combustibles?
Los profesores tal vez deberían pensar que las tizas, los bancos y las computadoras de las universidades también estarían contaminadas por haber sido compradas con esos fondos.
Ahora caigo en la cuenta de que la valentía moral de los profesores no llegó tan alto como para pedir que les descuente del sueldo la parte proporcional de fondos mineros. Que una cosa es ser ético y otra ser tonto, y se puede quedar bien con la tribuna con la plata de otro, o sea, de la universidad.
Para los alumnos que apoyan estas iniciativas tengo otra solución: que asistan a universidades privadas pagando hasta el último centavo de su educación. Así estarán seguros de que sus títulos serán impolutos.
Este es el debate y la acción que están faltando, sobre todo en las universidades, donde los que más conocen tienen más obligación de opinar públicamente, en lugar de que las decisiones políticas las impulsen los ignorantes y los que tienen intereses personales ajenos al bienestar de la comunidad.

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