9 jun 2009

El Parque San Martín se queda sin aire

Día a Día (09/06/2009)
El Parque San Martín se queda sin aire

La basura, los incendios, las carreras, la caza y el abandono están matando a la última reserva de bosque nativo en la ciudad.
Cuadriciclos, motos y camionetas cuatro por cuatro tienen a mal traer a quienes cada fin de semana quieren disfrutar de la naturaleza del Parque General San Martín. El sábado pasado, 20 de estos vehículos interfirieron con una actividad recreativa que se estaba desarrollando en el área natural: unos 50 vecinos se habían congregado para realizar una reforestación en un sector que está descuidado. En el lugar, se encontraron con los corredores, quienes no quisieron entender razones y discutieron con la gente y los guardaparques. La situación dejó al desnudo que este importantísimo pulmón verde del norte de la ciudad está olvidado, librado al azar, sin que ninguna autoridad municipal se preocupe por el tema.
La ordenanza municipal 9.566 prohíbe en el parque ese tipo de actividades, pero ello parece no importarles a quienes las practican. Según los guardaparques que cuidan el San Martín, las carreras entre motos y cuadris tienen lugar cada fin de semana, todos los sábados y domingos.
El daño que causa al parque la realización de ese tipo de actividades es inconmensurable. El cuerpo de guardaparques explicó que las carreras entre estos vehículos provocan un aceleramiento en la erosión del suelo, lo que termina perjudicando tanto a la flora como a la fauna. Por otro lado, los ruidos que generan las motos provocan el desplazamiento de muchos animales que habitan en el parque hacia fuera de sus límites. Así, varios vecinos se han encontrado en sus casas con lagartos, víboras y otras alimañas. Además, estas migraciones provocan la muerte de muchos animales que, espantados por los ruidos, escapan a la ruta y son aplastados por vehículos.
Un cóctel de dificultades. Pero las carreras de motos no son la única amenaza para la biodiversidad del San Martín. Lamentablemente, son muchos los vecinos que todos los días se acercan al predio municipal para tirar enormes cantidades de residuos. “Llegan en camionetas sobrepasadas de basura y las descargan en el área protegida. Hasta residuos patógenos se han volcado aquí”, indicó una de las personas que trabaja en el parque.
Con ello, y como pasa en las sierras de nuestra provincia, todos los años se desatan focos de incendio dentro del enorme predio natural, los que terminan matando animales y plantas de la zona. El último, se registró el 25 de mayo pasado cuando se quemaron dos hectáreas de bosque. “Fue absolutamente intencional. Por suerte, se quemó poco terreno porque no era época para que el fuego prospere”, apuntó uno de los guardaparques.
En el parque habitan cerca de 100 especies de aves, maravilla natural que puede apreciarse con sólo transitar los senderos del mayor pulmón verde de la ciudad. El problema es que en este frágil ecosistema también se dan cita cazadores, quienes, sin piedad, se dedican a matar o capturar animales para luego venderlos.
Otro factor que altera el equilibrio biológico es la gran cantidad de perros que abandona la gente en el lugar, los que luego forman jaurías y se alimentan de las especies más débiles. Por último, el agua de lluvia que baja de los countries colindantes genera otro penoso problema, erosionando el suelo y arrastrando basura que termina depositándose en el parque.

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Escasa presencia municipal

Las 170 hectáreas del Parque San Martín sólo son vigiladas por tres personas, quienes conforman el cuerpo de guardaparques municipal. Según los profesionales, para tener un efectivo control de la zona harían falta 15 personas más que trabajen todos los días, ya que ellos están contratados para brindar servicios de lunes a viernes, sólo hasta las 14. Así, todas las tardes y los fines de semana, el parque está a merced de los vándalos.
Además, los guardaparques denunciaron que no tienen todos los elementos necesarios para trabajar. Para realizar el recorrido por todo el predio no tienen ni un solo vehículo, por lo que las rondas de vigilancia se realizan a pie, de manera tal que no pueden cubrir todas las áreas del parque. Además, no tienen la indumentaria adecuada para trabajar: los guardafaunas aseguran que el último aporte que hizo la Municipalidad fueron unas botas, en agosto de 2007.
Para hablar de este tema, Día a Día intentó ayer comunicarse con el secretario de Ambiente de la comuna, Fernando Cámara, pero el funcionario no contestó el teléfono.

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