16 mar 2009

Río IV: crean un padrón para salvar a 72 perros

El Puntal de Río Cuarto (16/03/2009)
Universidad: crean un padrón para salvar a 72 perros

Ya no están huérfanos. Ahora tienen quien los cuide. Una treintena de universitarios se encarga de la alimentación, la higiene y la salud de los canes que se salvaron de que se los llevara la perrera.
Por poco se salvaron de la perrera. Su posible “retiro” fue la amenaza más temida por una decena de docentes, no docentes y estudiantes que conformaron el grupo Amigos Universitarios por el Bienestar Animal (AUBA) y consiguieron que unos 30 miembros de la comunidad se hicieran cargo de los 72 perros que ahora tienen permiso para habitar el campus.
A cada animal se le colocó un collar con una chapa en la que figura un número identificatorio. Y la Secretaría de Bienestar creó un registro con los datos de los perros y los nombres de los responsables. En las planillas están las fotos de los canes, el número asignado y su nombre. Y se completan con la firma de la persona a cargo, la dependencia en la que trabaja y los números telefónicos a los que se la llamarán en caso de mordeduras.
En esta cadena de favores, tres estudiantes de veterinaria se encargaron de vacunarlos y castrarlos; el propio secretario de Bienestar compró las correas y armó los collares y los nuevos amos juntan dinero, hacen las curaciones y se turnan para darles agua y comida a estas mascotas universitarias, que parecen haber olfateado el peligro de expulsión y percibido el afecto puesto de manifiesto, porque siguen con sus corridas, juegos, alegría y vitalidad, pero sin atacar a nadie.
Si bien las quejas por los perros sueltos en el campus son históricas, el debate recrudeció a fin del año pasado, luego de que se registraran seis mordeduras en cuatro semanas. El índice alarmó a los médicos del Centro de Salud, quienes plantearon la problemática en la Secretaría de Bienestar.
Las cuentas de correo electrónico se recalentaron con las posturas de quienes se sentían maltratados y quienes temían por la suerte de los animales. Y la incertidumbre sobre su destino en caso de que se los llevara la perrera dio vida a este novedoso “padrón canino”, que, si bien no admite nuevas incorporaciones, permite que estos cuestionados mejores amigos del hombre sigan formando parte del paisaje universitario.
Durante las vacaciones, la gente de esta nueva asociación alimentó los perros, les dio agua, los desparasitó y curó a los lastimados. “Este verano, en lugar de estar rompiendo bolsas de basura, los perros estuvieron alimentados y cuidados”, dijo el secretario de Bienestar, Enrique Bérgamo. Y remarcó: “Se han hecho muy bien responsables de los animales. Se pasa un parte diario por e-mail. El que hace la ronda de alimentación avisa al resto sobre las novedades. Realizan una vigilancia dentro del campus”.
“Ahora vamos a terminar de castrar a todos los registrados, que son los que se quedan.
No queremos que se reproduzcan. De eso se ocupan estudiantes de veterinaria que viven en las residencias”, indicó el funcionario.
Los responsables de los perros tienen la obligación de desparasitarlos y vacunarlos todos los años, sobre lo cual deben informar a la Secretaría. Y hay una regla de oro: Ningún perro agresivo se puede quedar. Eso está acordado y, de hecho, algunos ya fueron “retirados”.
Antes de la seguidilla de mordeduras, llovían las quejas por la presencia de hasta 30 perros adentro del comedor. Para evitar eso, la medida fue dejar una sola puerta de entrada con un sistema de cierre automático.

Hubo acuerdo y llegó la solución
El médico veterinario Enrique Bérgamo contó el camino recorrido: “Ante la inquietud de los médicos que habían atendido a las personas atacadas, nosotros hablamos con la gente de Zoonosis de la Municipalidad para que se llevaran los perros. Pero antes de que se implementara la medida, se movilizaron personas interesadas en el cuidado de los animales, inquietas por la advertencia que se les había hecho a los estudiantes de las residencias sobre que se llevaran los perros en el verano, porque los que se quedaran iban a ser llevados”. Y agregó: “La mitad de los perros que andan en la Universidad son de los alumnos de las residencias, que los dejan cuando se vuelven a sus casas durante las vacaciones, lo cual hace que los animales vayan en búsqueda de alimento a la pileta, donde hay chicos y funciona la colonia de vacaciones”.
“Tuvimos un par de reuniones medio duras. Y ahí propuse que cada uno registrara su perro con su nombre para que se hiciera responsable de lo que pudiera hacer. Y se hizo una convocatoria a las personas que harían cargo de los animales. El plazo para darle solución al problema fue el 31 de diciembre. Así fue como se colocaron los collares”, siguió Bérgamo. Y comentó que en el verano se sumaron otros 25 perros que no están identificados, los cuales dijo: “Deberán ser dados en adopción, porque hemos acordado que no se sume ninguno más”. “Los que no se puedan adoptar van a ser retirados por Zoonosis de la Municipalidad”, advirtió.

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Los une el amor por los animales

Juntaron dinero y compraron 160 kilos de alimento para los perros salvados del “retiro masivo”. Ahora saldrán en búsqueda de adoptantes.
“Están todos en adopción”, dijo Rosana Soria, que trabaja como no docente en la biblioteca y se hizo cargo de ocho perros.
“Yo me enteré por un alumno que atiende los perritos de la residencias de que iba a venir la perrera, porque había casos de agresión y que se los iban a llevar a todos. Entonces mandé un mail y obtuve respuestas de varias personas”, agregó.
“La comisión se armó a partir de un mail que mandó el secretario de Bienestar, diciendo que se iba a hacer un retiro masivo de perros. Hubo una movida. Y nos fuimos sumando.
Se hizo un cronograma para alimentar los animales en verano y, de acuerdo con las vacaciones de cada uno, nos fuimos turnando. Pusimos plata y compramos 160 kilos de alimento”, comentó Santiago Saldaño, otro de los Amigos por el Bienestar Animal.
Y acotó: “Han surgido ideas para trabajar con la Secretaría, que se ha mostrado muy dispuesta a darnos una mano. Pero no queremos que nos malinterpreten, no es que nosotros estamos acá para alimentar los perros de la ciudad. No es así, sino por el contrario.
Se trató de salvar estos animales y darles buena calidad de vida, para darlos en adopción”.

Varios proyectos en marcha
“Esto no queda solamente en alimentar, cuidar y curar a la población canina del campus.
Nuestras ideas se enfocan en trabajar la relación humano-animal, sin pasar por alto los problemas acarreados por los animales a la comunidad, ni tampoco la falta de educación e información sobre temas relacionados a la protección animal, convivencia saludable, castración, vacunación”, dijo Gabriela Sanchis, integrante de AUBA.
Explicó: “Vamos a trabajar en un voluntariado, para lo cual estamos a la espera de la apertura de convocatorias. Otro proyecto es que comunicadores tomen este tema en sus tesinas de grado. También tenemos la idea de convocar a gente con experiencia en el tratamiento de población animal en las universidades. Y está hablado y aprobado por la Secretaría de Bienestar la utilización de los medios de comunicación de la Universidad para la difusión de adopciones, búsqueda de colaboradores y voluntarios, campañas de castración, vacunación y educación”.
Este grupo de autoconvocados está tramitando una cuenta de correo en el servidor de la casa de estudios, para llegar por esa vía a la comunidad universitaria. Y, para la atención de los perros enfermos, cuentan con el apoyo del staff de la Clínica Animal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. “Ellos se encargan de los casos complejos y atención profesional especializada, y nos dan las instrucciones para la continuidad de los tratamientos.
Hemos aprendido a fuerza de encontrarnos en situaciones complicadas, como curar heridas, vendar, tomar temperatura, curar bicheras, inyectar antibióticos, para lo cual contamos con un botiquín que hemos ido reforzando según las necesidades, y que hemos obtenido con el dinero aportado por todos los que formamos AUBA”, indicó Sanchis.
“Esto nos insume un tiempo bastante importante diariamente a la salida de nuestro horario de trabajo y el fin de semana. Estamos en camino y eso marca la diferencia y nos reconforta. Somos un grupo heterogéneo en la formación, pero multidisciplinario, que a la hora de aportar ideas resulta muy productivo”, agregó esta mujer, que asegura que no se podía dormir por la amenaza de que se llevaran los perros.

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