21 mar 2009

Los bosques todavía están

La Voz del Interior (21/03/2009)
Los bosques todavía están

Por Liliana Argüello, Juan Rodríguez y José Toledo.
Biólogos, docentes investigadores del Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables “Dr. Ricardo Luti”. UNC

Parece mentira leer en uno de los diarios locales la opinión desmesurada de quienes no nos conocen, quienes desde el egoísmo y el poder ganado desde hace más de un siglo, han arrasado la región. Son las voces de quienes sin consultar a nadie deciden el presente y el futuro de la provincia. Son las voces de un modelo bien armado de explotación del sistema natural y social.
Los bosques chaqueños, los más duros y resistentes, no sólo son madera, carbón o kilos de carne o de cereal; de ellos dependen cosas tan valiosas como la calidad del aire, del agua y de los suelos, la protección de inundaciones, la biodiversidad, recursos medicinales y alimenticios, etcétera. Sin embargo, estos servicios valen poco para quienes sólo ven el lucro individual o sectorial, y han llevado a toda la provincia a una situación crítica .
En la semana, arroyos lodosos arrasaron viviendas en las sierras; los sistemas forestales deteriorados por el mal manejo agrícola y ganadero y la expansión de la frontera urbana no pudieron contener las copiosas lluvias. En otras partes del país tuvimos que lamentar, con pérdida de vidas y de los bienes de los más pobres, las consecuencias de la deforestación.
Pero esto es lo más evidente, lo que podemos visualizar con mayor claridad. Sin embargo, cambios progresivos y silenciosos que implican transformaciones climáticas y de la regulación de los nutrientes, ya están entre nosotros. Quizá debiéramos preguntarnos ¿por qué? o quizá ¿por quiénes?
La ley 26.331 de presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos fue sancionada el 27 de noviembre de 2007 y su decreto reglamentario 91/2009, publicado en el Boletín Oficial del 16 de febrero de 2009. En el marco de esa normativa es que se constituyó en Córdoba, a través de la Secretaría de Ambiente de la Provincia, la Comisión de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos (COTBN). Por el carácter participativo de la Comisión, fueron convocadas numerosas instituciones vinculadas a la problemática de los bosques nativos, tales como diversas cátedras de la Universidad Nacional de Córdoba, ONG, movimientos campesinos y las entidades que agrupan a los productores agropecuarios.
El Cernar, como centro universitario de investigación, fue invitado y participa de esta comisión desde sus orígenes. Lamentablemente, las entidades agropecuarias abandonaron la misma en la segunda reunión, dejando sin representación a este sector. Al mismo tiempo, manifestaciones difundidas por representantes de algunas entidades en los medios de comunicación ponen en evidencia la falta de conocimiento y, más aún, el poco interés democrático de quienes prefieren descalificar en vez de debatir.
Desde la opinión vertida en los medios parece que hay mucha tecnología para no perder el bosque ¿Por qué no la aplicaron antes de llevarlo al punto de la extinción? ¿O será que responden a otros intereses, los de aquellos que, amparados en el autoritarismo, prefirieron arrasar para luego obligarnos a vivir con los pobres restos de su dilapidación y pagando las deudas ambientales que generaron?
Los denostados fachinales son nuestros bosques, los que dejó el hacha, el carbón, el fuego y la mala política agropecuaria. Parece que quienes los estudiamos somos pobres lunáticos opuestos al desarrollo. Pero ¿cuál desarrollo? Es evidente que el desarrollo que estos grupos de poder realizaron en la provincia fue en beneficio de unos pocos.
Hoy vemos justificaciones de un actuar autoritario, en una burda manera de expresión de grupos de interés mezquinos, a quienes no les importan salarios, empleos, el desarraigo y éxodo de campesinos; mucho menos el bien común o el del ambiente.
El artículo 1° de la mencionada ley establece “los presupuestos mínimos de protección ambiental para el enriquecimiento, la restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sostenible de los bosques nativos, y de los servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad...”. Esto de ninguna manera responde a la idea de la inacción, e implica conocimientos del sistema a manejar y el compromiso de todos los actores para lograrlo. Asimismo, el artículo 2°, inciso b) de ese reglamento, indica que los bosques nativos de origen secundario son “bosques regenerados naturalmente después de un disturbio drástico de origen natural o antropogénico sobre su vegetación original”. Eso incluye a los bosques secundarios que están en pleno desarrollo tras algún disturbio, como por ejemplo un desmonte o un incendio.
En consecuencia, la supervivencia de los bosques nativos (primarios o secundarios) sostiene la calidad de vida de los habitantes y esto está por encima de cualquier interés particular.

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