1 feb 2009

Más advertencias por el uso de agroquímicos

La Voz del Interior (01/02/2009)
Más advertencias por el uso de agroquímicos



Ambientalistas y vecinos afectados por las fumigaciones en toda la provincia se reunieron para analizar acciones.
Villa Ciudad del Parque. Una pequeña localidad del departamento Calamuchita fue el escenario escogido para un nuevo encuentro entre personas y agrupaciones comprometidas en la lucha contra de los agroquímicos utilizados en fumigaciones de plantaciones de soja, por los efectos nocivos para la salud.
En Villa Ciudad del Parque, asociaciones y personas de distintos puntos de la provincia y el país que integran el colectivo "Paren de Fumigar Córdoba" – que impulsa una campaña para concientizar sobre el tema y generar cambios– intercambiaron una vez más, experiencias e informaciones.
Esta vez, con un aditamento especial, ya que la asamblea se realizó luego de que la problemática del barrio cordobés Ituzaingó Anexo (por una denuncia penal) se instalara en la primera plana de los diarios y de que la Presidenta tomara nota de la cuestión, enviando incluso una comisión investigadora a la barriada, afectada desde hace nueve años.
Todos reconocen que fue el conflicto coyuntural Gobierno-campo lo que catapultó el tema a la agenda presidencial, pero que es una oportunidad interesante para promover el debate y generar conciencia.
Carteles que exigen "una agricultura sin agroquímicos" y que imploran "no más fumigaciones" guiaron a los visitantes por los pocos kilómetros de asfalto que se debían recorrer desde la ruta provincial 5 al sitio de reunión.
La sede del evento fue el centro cultural El Semillero, base operativa del grupo Semilla del Sur, integrado por unas 15 familias de artesanos, músicos y artistas, radicados desde hace unos tres años en Villa Ciudad Parque.
En una amplia ronda, los asistentes se presentaron y expresaron sus inquietudes. Pasaron las Madres de Ituzaingó (pioneras en la lucha y referentes constantes de esta campaña), vecinos de la zona y de otras ciudades, profesionales y personas comprometidos con la causa desde hace años. Hubo representantes de la región, de distintas ciudades cordobesas, de Chapadmalal, de Buenos Aires, de Merlo (San Luis) y de Santa Fe.
La convocatoria, que orilló el centenar de asistentes, superó ampliamente las expectativas, tal como expresó Pablo Riveros, líder de la agrupación anfitriona. La asamblea se fue estructurando de manera espontánea, con intercambio de opiniones y experiencias y planteando la proyección nacional que tuvo la cuestión.
En busca de un cambio. Muchos resaltaron como dato auspicioso que se sigan sumando distintos sectores sociales, aglutinados "por un mismo objetivo". "Es positivo conectarnos y exigir acciones concretas", comentó María Magdalena Olivera, pediatra oriunda de Marcos Juárez, que se refirió a la "pubertad precoz" como uno de los efectos de los agroquímicos sobre los niños evidente en su ciudad, de neto corte agrícola-sojera.
"Estamos en una facultad basada en el modelo productivista. Nosotros somos una voz disonante porque queremos un modelo alternativo al actual, de monocultivo. Mi principal interés es que se tomen algunas acciones. Esto está pasando desde hace 10 años, tenemos que dejar de hablar y empezar a hacer algunas cosas", lanzó el ingeniero agrónomo y docente de la facultad de Ciencias Agropecuarias de Córdoba, Juan Vicente Sánchez.
"Hay una necesidad urgente de nuestra sociedad, de cada uno de los que están siendo fumigados aquí y ahora. Esto no es a futuro. El punto no es pensar en una producción ecológica, eso vendrá después. Tenemos que pensar que es una necesidad urgente adoptar un cambio de política, un cambio de modelo, pero ya. Si no generamos eso no tenemos más que hablar", advirtió la bióloga Stella Luque, quien despertó el primer aplauso entre el auditorio.
"Estamos en un ‘punto ventana’, según un término de la estadística, en el que todavía se pueden cambiar algunas estrategias. Pero para otras es tarde, los bosques que hemos perdido no se recuperan y después del desmonte viene el desierto y no hay reversibilidad", apuntó, y subrayó que "el eje pasa por acciones políticas".
"En el interior, la mayoría de los intendentes son sojeros o son parientes de sojeros", precisó otra asistente, marcando las complejidades del entramado social, para intentar revertir el modelo, desde la baja hasta la más alta escala.
"Este lugar tan bonito está siendo rociado de fumigaciones, por 2,4-D, glifosato y vaya a saber qué cosas más. La lucha nuestra es cuidar este espacio, junto a los criollos, que son quienes más entienden. A ellos se les están muriendo los animales, no los dejan sembrar y los arrinconan. Entre todos podemos encontrar los caminos que nos ayuden a terminar con esta locura", sostuvo Riveros.
"No es casualidad que los niños nacidos en abril, en algunos lugares, tengan problemas de salud. Es porque sus madres fueron fumigadas en un período determinado de gestación", apuntó Jorge Rulli, uno de los referentes del movimiento y fundador del Grupo de Reflexión Rural (GRR), que hace pocos días efectuó una denuncia penal para para suspender la venta y uso de agroquímicos en todo el país.
"Los médicos no son capaces de conectar los casos de malformaciones con los agroquímicos", precisó.
"La mayor parte de los grupos surgen de la nada, no tienen vida política o militante previa, sino obligados por la situación", rescató Rulli, quien sostuvo que el foco debe centralizarse en "la lucha contra la soja y la fumigación".

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Ituzaingó, una experiencia pionera

Las Madres consiguieron mejorar las condiciones del barrio y apuntalar una causa judicial.
Hace siete años, nadie sabía que un grupo de madres de barrio Ituzaingó Anexo, en la ciudad de Córdoba, iba de casa en casa tratando de explicarse por qué tantas madres sufrían cáncer, o por qué los chicos del lugar tenían más alergias que en ninguna otra zona.
Poco a poco comenzaron a hacerse sentir, y su lucha se fue transformando en un símbolo de lo que puede pasar cuando nadie tiene un cuenta los factores que pueden poner en peligro el ambiente y, por ende, la salud de los vecinos.
Mucho pasó desde que cortaron la primera calle para que alguien las escuchara, en 2002, hasta comienzos de este año, cuando la mismísima presidenta encomendó crear una comisión para estudiar la problemática del barrio, encontrar soluciones y hacer de Ituzaingó Anexo un modelo para imitar en otras regiones del país con conflictos similares.
Es cierto que Cristina Fernández lo hizo en medio de su enfrentamiento con el campo, pero eso no le quita ningún mérito a la lucha de las madres, ni a la gravedad de la situación que todos los habitantes del lugar debieron enfrentar estos años.
La comisión nacional estará integrada por el director nacional de Epidemiología, Juan Carlos Bossio; el director nacional de Determinantes para la Salud, Ernesto de Tito; la toxicóloga Susana García; el subsecretario nacional de Prevención Sanitaria, Humberto Jure; y el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Roberto Escoto. Además, la comisión apoyaría desde lo económico y técnico a la Municipalidad.
"El de Ituzaingó Anexo es un caso paradigmático. La situación epidemiológica del lugar servirá para establecer claramente a nivel nacional normas para que no se dañe la salud de la población", comentó hace poco Medardo Ávila Vázquez, subsecretario de Salud municipal.
Es que no existe a nivel nacional una norma clara que prevea como delito la utilización de agroquímicos en zonas urbanas, a pesar de que se sancionaron leyes locales para controlar esta práctica.
En 2002, los vecinos de Ituzaingó Anexo denunciaron numerosos casos de cáncer, que en 2004 determinaron como 138.
Consiguieron que se cambiara el agua que tomaban, que se quitara el PCB de los transformadores y que se controlara a las fábricas. También lograron que se imputara a productores en una causa penal iniciada en febrero pasado por una denuncia de la Municipalidad de Córdoba, debido a fumigaciones irregulares.

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