27 jul 2008

Construir, el barro como refugio

El Puntal de Río Cuarto (27/07/2008)
Construir con la naturaleza: El barro como refugio

¿Qué es la construcción natural? ¿son seguras las casas fabricadas con adobe? ¿qué ventajas aportan? Un constructor de El Bolsón difunde en todo el país este tipo de viviendas. En Río Cuarto ofreció un taller en el que participaron una treintena de personas. Una ONG ambientalista de la ciudad ya está levantando su sede con barro y materiales de descarte
Cansados de peregrinar de una punta a otra de la ciudad con su sede “itinerante”, los integrantes de la ONG Wichan Ranquen decidieron que ya era hora de asentarse en algún sitio, por eso cuando pidieron al Municipio que les cediera en comodato el lote entre calles Bolivia y Mariquita Sánchez de Thompson, en el proyecto incluyeron una idea llamativa: crear una sede telúrica, en otras palabras, un edificio de tierra.
“La verdad que yo lo veía como algo lejano. ¡¿Qué vamos a hacer algo de barro?!, decía, pero fijate vos que después se fue dando”, dice Fabián Fagiano, un técnico en informática que integra la ONG dedicada a la protección del medio ambiente.
Hoy, Wichan Ranquen consiguió el préstamo del terreno a cambio de una cantidad fija al año de los plantines de especies autóctonas que ellos siembran, y la sede telúrica ya empezó a tomar forma. Antes de fin de año, será un edificio circular hecho completamente de ladrillos de adobe.
Si alguien les pidiera los ingredientes con los que fabricaron la casa, más de uno se sorprendería con la receta. Aquí va la lista: los ladrillos están hechos con barro y con el pasto seco que consiguieron en ese mismo sector de Banda Norte, el armazón de las paredes lleva ramas atravesadas, y las ventanas -puro reciclaje- están hechas con parabrisas en desuso, botellas y hasta las pantallas de los monitores que Fagiano iba descartando en su taller.
Lo curioso es que entre los miembros de Wichan Ranquen no hay expertos en construcción, ni sobra el dinero como para comprar costosos materiales. Lo que hicieron fue crear un pequeño fondo común y lograr que viniera a dar un taller en Río Cuarto el principal referente del sistema de construcciones naturales en el país, Jorge Belanko, un experto de El Bolsón que se especializó en la técnica y ya lleva numerosas casas de adobe, piedra y techos vivos, como se les llama a aquellos que en lugar de las convencionales tejas llevan champas de césped.
El taller se hizo el lluvioso fin de semana, entre el 4 y el 6 de julio. Pero nada impidió que Belanko y una treintena de entusiastas alumnos se embarraran de pies a cabeza como chicos. Entre la concurrencia estaban los miembros de la ONG, pero también los chicos de la granja Siquem, y hasta un joven arquitecto que no dudó un instante cuando le propusieron descalzarse y abrazarse en ronda con el resto para apisonar el barro y empezar a fabricar los adobes.
La esposa de Fagiano, la profesora de arte Inés Cantaruti, dice: “Me pareció interesante volver a reflexionar sobre el propio refugio, sobre la casa como algo inherente al hombre, como una búsqueda no como algo que debe ser impuesto por un determinado modelo. Yo creo que a ese modelo lo podés crear vos mismo, trabajando con el barro y con tus propias manos eso se puede lograr”.
Aunque las construcciones en adobe eran las predominantes hasta hace un siglo y aún hoy se estima que un tercio de la población mundial vive en este tipo de edificios, el adobe en la actualidad es visto como un sinónimo de pobreza, de fragilidad y hasta de vinchucas.
El arquitecto alemán Gernot Minke, director del Instituto de Investigación de Construcciones Experimentales de la Universidad de Kassel, lo desmiente en sus publicaciones sobre tecnologías alternativas, ecológicas y de bajo costo. Descubrió que el barro -con suficiente arcilla- puede regular la humedad del aire como ningún otro material -lo que para el hombre resulta muy saludable- y que, además, ofrece una mejor protección contra la radiación electromagnética de alta frecuencia transmitida, por ejemplo, por las antenas de telefonía móvil.
“Todas las técnicas de construcción alivianada requieren de una producción industrializada que, en gran medida, contribuye a la polución del medio ambiente, al empleo indiscriminado de energía y a la reducción paulatina de puestos de trabajo. Me quedó claro, entonces, que los sistemas de construcción industrializados con sus altos requerimientos de energía y capital no pueden, de ninguna manera, ser una respuesta al alto déficit de viviendas de las poblaciones necesitadas de los países en vías de desarrollo -dice Minke-. Fue así como decidí concentrarme en el desarrollo de la construcción "alternativa", en la construcción acorde al clima con materiales naturales locales, en la construcción ecológica y en el diseño de vivienda de bajo costo", resume en su libro "De las tensoestructuras a la bioarquitectura".
Su seguidor en Argentina, también se rebela frente a la ola predominante en la industria de la construcción: “Cuánta gente vemos que parece estar condenada a no hacer nunca su casa o a vivir en una especie de jaula, cuando simplemente acarreando un poco de barro, un poco de pasto y un poco de bosta de caballo podría hacerse una casa tibia y bonita que, además le va a ayudar a tener menos reuma y menos problemas bronquiales”, dice Belanko.
Su alusión a la bosta de caballo también tiene su explicación. Es lo que él utiliza para fermentar la arcilla y permitir que se adhiera mejor el barro que se usará como revoque.
“Esa es la idea central -apunta Fagiano-, usar lo que tenés en el entorno. No irte a las sierras a buscar el mejor pasto, sino tratar de utilizar el que tenés a mano”.
Los integrantes de Wichan Ranquen tienen bastante con tratar de darle forma a la sede en los momentos libres que les dejan sus trabajos y sus estudios, pero no quieren que la experiencia con el sistema de construcción natural se agote ahí.
Uno de ellos, el maestro de la Granja Siquem, Benjamín Castellarini, proyecta hacerse su casa de esta manera y no es el único. También creen que difundiendo esta técnica podrían beneficiarse muchas familias que hoy ven lejana la posibilidad de tener un techo.
“Me parece bueno que esto se propague y que pudiera marcar una tendencia hacia una menor contaminación. Si vemos que hay un calentamiento global, si vamos hacia una crisis energética, la gente va necesitar seguir viviendo, pero de otra manera. No me creo una persona de avanzada, pero si creo tener una postura abierta a resolver los problemas que estamos viviendo. Que uno pueda resolver el problema de su habitat con el menor impacto ambiental demuestra que otro camino es posible”, dice Cantaruti.
Ella se ríe cuando comenta las reacciones que despierta la construcción de la atípica sede de Bolivia y Mariquita Sánchez de Thompson. “Algunos nos alientan y nos preguntan para cuándo va a estar el asado del estreno, y otros se toman la cabeza y se preguntan qué les pasa a estos que se pusieron a hacer un rancho de barro”.
Entre la incredulidad y el asombro del resto, ellos siguen adelante. ¿Alguien los imitará?
El constructor de El Bolsón alienta a los indecisos para que se animen: en el video “El barro, las manos, la casa”, un documental que se filmó en la patagonia y que Jorge Belanko utiliza para difundir la técnica de las construcciones naturales, alguien le pregunta si de esa manera una familia podría fabricar su propia casa. Su respuesta es categórica:
“¡Una familia debería hacerse la casa!”.

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