21 may 2008

Cómo actuará Río III ante una emergencia

La Voz del Interior (21/05/2008)
Cómo actuará Río Tercero ante una emergencia ambiental

Río Tercero ya tiene una ordenanza, a modo de manual, que establece el modo en que se actuará en caso que ocurra una emergencia ambiental grave por escapes químicos. La norma, de todos modos, no podrá ser aplicable hasta tanto estén instalados y en funcionamiento los equipos que le darán soporte, como el Centro de Monitoreo y Comunicación municipal y el sistema de sirenas comunitarias. Algunos meses más pasarán –admiten en el municipio– hasta que se tenga lista esa infraestructura.
La nueva ordenanza, elaborada por la Secretaría de Protección Civil y Medio Ambiente y aprobada por unanimidad en el Concejo Deliberante, establece el modo de actuar y las responsabilidades de ámbitos como el Comité de Emergencia, la Junta de Defensa Civil y el Grupo de Acción Directa, que en distintas instancias integran la Municipalidad, Bomberos, Policía, Cooperativa de Servicios, Hospital Regional, clínicas privadas, servicios de emergencias médicas, empresas químicas, el Radio Club y las emisoras de radio.
Aunque el esquema está planteado para actuar ante todo tipo de emergencias, el centro está puesto para eventuales escapes graves de las industrias químicas, que constituyen el principal riesgo en la ciudad. En ese marco, y recogiendo las experiencias anteriores de falta de información a tiempo sobre sucesos que generaron desconfianza en la población, la norma establece por primera vez que las empresas químicas están obligadas a avisar de inmediato al Centro de Monitoreo la ocurrencia de cualquier tipo de hecho anormal en su interior, sea o no considerado grave para el ámbito externo de la fábrica.
“Las empresas deben comunicar tempranamente cualquier anormalidad a la Dirección de Defensa Civil que genere conmoción en la ciudad o represente una amenaza en tal sentido. Este tipo de supuestos pueden ejemplificarse en masivo ingreso-egreso de ambulancias por prevención, derivación preventiva de personal a centros de salud motivados por supuestos escapes gaseosos, impactos sonoros con estruendo, columnas visibles de humo o vapor aun no tóxicos con una densidad evidentemente superior a las emanadas normalmente, como en general toda situación excepcional que perturbe la tranquilidad de la comunidad”, dice el texto de la norma. “Detectado un incidente tecnológico dentro del predio fabril por parte de su personal, susceptible o no de traspasar el perímetro del establecimiento, la empresa comunicará en un plazo máximo de cinco minutos, posteriores al evento sucedido, a la Dirección de Defensa Civil (Centro de Monitoreo y Comunicaciones) por medio del personal responsable de turno”.

¿Cinco minutos?
El proyecto original decía que la empresa debía comunicar “de inmediato” cualquier suceso. El aprobado, por sugerencia de ediles opositores, establece un máximo de “cinco minutos”, con el fin de precisar mejor esa exigencia. Pero ya hubo voces que apuntan que cinco minutos puede ser demasiado tiempo si se trata de un escape químico grave. Y hay números para esa inquietud: con un viento de 12 kilómetros por hora, que no es extraño en esta zona, una nube de gas recorrería 200 metros por minuto, lo que representaría mil metros en cinco minutos, es decir que en ese lapso podría estar ya sobre alguna zona urbana.
Sobre este punto, el director de Defensa Civil, Raúl Mari, señaló que “ese tiempo es sólo de referencia máxima” y que fue incluido por pedido de la oposición. “Pero el compromiso asumido de las empresas es un aviso más inmediato. Si es algo grave, debe ser antes que eso. Pero hay además un reaseguro: el Centro de Monitoreo municipal detectará con sus sensores y cámaras cualquier escape mientras está ocurriendo. Está todo preparado para que la reacción sea antes de ese lapso”, acotó.
El principal riesgo es un escape de cloro gaseoso. Mari lo admite: “Es así, pero depende del caso. Si es una válvula que pierde, cuando recorre 200 ó 300 metros ya perdió concentración y no hay riesgo en la población. Otra cosa sería si se rompiera un tanque de cloro con una pérdida masiva, lo que sería altamente improbable, porque debería caérsele un avión encima o algo así, ya que tanto en Atanor como en Petroquímica los tanques son de hormigón de siete centímetros de espesor, son inspeccionados y tienen siempre uno vacío para eventuales descargas inmediatas. Pero aunque sea muy improbable, debemos estar preparados hasta para esa contingencia”, admitió el director de Defensa Civil.
Para esos casos graves se sumará el sistema de sirenas comunitarias, que están en trámite de compra, importadas desde Estados Unidos. Esas sirenas serán disparadas sólo en el caso de escapes graves y su sonido será un aviso a la población que debe hacer de inmediato “protección bajo cubierta” (encerrarse cada uno donde esté), para evitar contacto con la nube tóxica. Para lograr que tenga sentido, deberá antes educarse a la comunidad y practicarse su aplicación.
Hasta ahora, incidentes de ese tipo con incidencia en la zona urbana no ocurrieron nunca en Río Tercero. Si el sistema de sirenas ya existiese, podría decirse que jamás hubiera sido usado. Sin embargo, la necesidad de que la ciudad esté de una vez preparada para esas contingencias es evidente.
Quién tocará las sirenas La norma también establece quién deberá disparar las sirenas. No es un dato menor: la acción debe ser inmediata si el caso es grave pero a la vez el accionamiento supone la responsabilidad de alertar a la población sólo si se justifica.
La ordenanza señala que será accionada por orden del director de Defensa Civil municipal, apenas recibida la información del caso, pero ante una urgencia habilita también a que lo hagan los operadores que tendrá el Centro de Monitoreo, que funcionará en el tercer piso del edificio municipal, en el que por computadoras se tendrán las imágenes que den las cámaras a colocar sobre las tres industrias y los sensores que dirán si algún producto de riesgo está fuera de los niveles normales en el aire en el polo fabril.
La sirena no sonará a la vez en los barrios y en los actores clave (Policía, Bomberos, radio, clínicas, servicios de emergencias médicas) como se presumía en principio. Mari explicó que con esos grupos la comunicación será por radios tipo handies. “Eso nos da más seguridad; es un sistema de comunicación que no depende de la energía y que probamos entre todos dos veces por semana”, señaló Mari.
Un aspecto clave que aparece aún pendiente, en tanto, es el modo de comunicación del evento hacia la sociedad, a través de las radios. El proyecto habla de la actuación de un “vocero oficial”, pero el sistema no está aceitado aún.

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¿Por qué no el fosgeno?

Río Tercero. El Centro de Monitoreo que se instalará en el municipio controlará las 24 horas –según se proyecta y promete– mediante cámaras de televisión y sensores de químicos ubicados en los perímetros de las tres industrias, la ocurrencia de hechos que puedan ser graves dentro de las tres principales empresas. Los sensores que alertarán la existencia de un escape en tiempo real no serán para todos los productos que se manipula en el polo fabril sino sólo para dos: amoníaco sobre el perímetro de Fábrica Militar y cloro sobre el de Atanor y Petroquímica.
La explicación oficial es que son esos dos los únicos químicos que, en situaciones extraordinarias de volumen de escape y condiciones climáticas, podrían poner en riesgo la salud y hasta la vida de la población.
“El resto son gases que pueden generar en todo caso alguna irritación, pero no consecuencias graves”, responden en Defensa Civil municipal. Las alarmas comunitarias para “protección bajo cubierta”, entonces, se accionarán ante casos de escapes graves de cloro gaseoso o de amoníaco.
Sin embargo, un tercer químico que se manipula en esta ciudad no fue incluido: el fosgeno. Se trata de un gas de aún mayor riesgo que los otros dos. Y tiene un antecedente que pesa sobre la psicología social de los riotercerenses: fue ese gas (mezcla de cloro y monóxido de carbono) el que mató a dos operarios en un pequeño escape interno en Petroquímica, el año pasado. Esas muertes fueron las primeras que se cobra un escape en la historia de esta ciudad y por eso marcaron una bisagra para el abordaje de esta problemática.
¿Por qué entonces no habrá sensores de fosgeno para monitorear? La explicación que dan en el municipio es una: no habría suficiente fosgeno en Petroquímica como para que un escape pudiera llegar a zonas urbanas. Eso mismo señala la empresa desde hace años, argumentando que no se trata de un químico que se almacene sino que sólo se genera y usa en el proceso. Pero ante la pregunta de cuánto fosgeno exactamente puede haber en el sistema, en el municipio admiten no tener una respuesta definitiva.
¿Por qué no sumar sensores de fosgeno para controlar desde el Centro de Monitoreo? Aun si se tuviera la convicción de que la cantidad existente de ese producto no podría pasar el perímetro de la empresa que lo usa, poder mostrar esa evidencia mediante esos monitoreos tendría utilidad, para demostrar a la sociedad con un criterio técnico y creíble que es efectivamente así. Le serviría al municipio, a la comunidad y hasta a la propia empresa que lo usa.
Sólo alcanza con recordar un ejemplo: días después del episodio con dos muertos por fosgeno dentro de Petroquímica, otro escape en esa empresa (presuntamente de aguas amoniacales) generó que unos 50 operarios de la vecina Fábrica Militar terminaran internados, porque presumían que podrían estar intoxicados con fosgeno, lo que generó un estado de psicosis colectiva complejo. Nunca se pudo demostrar, más allá de las argumentaciones, qué emanación fue aquella.
Si ante cualquier episodio futuro, se vuelve a poner en duda si un escape de Petroquímica tiene o no el temido fosgeno, el sistema de monitoreo servirá de poco. Porque uno de sus objetivos deberá ser ofrecer credibilidad a una comunidad que suele desconfiar de las explicaciones oficiales o empresarias. ¿Por qué no evitar entonces que cualquiera pueda mañana instalar la duda, sin que técnicamente pueda ser respondida, sobre si un escape tiene o no fosgeno?
Planteado por este diario este dilema, desde el municipio admitieron que podría ser revisado el esquema. Raúl Mari, director de Defensa Civil, apuntó que la empresa Petroquímica pasó en los últimos meses de tener uno a seis sensores que pueden detectar fosgeno, pero dentro de su planta y que ninguno estará conectado a la red de detección del Centro del Monitoreo municipal. “Pero es una idea para evaluar que se pueda sumar, para evitar eso de que alguien plantee dudas ante cada escape”, respondió el funcionario.
Hasta ahora, el sistema que se está montando no lo contempla.

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