30 may 2008

Basura y líquidos cloacales atacan al Suquía

La Voz del Interior (30/05/2008)
Basura y líquidos cloacales atacan al río Suquía en su paso por San Vicente



Que el río Suquía muestre una imagen de abandono en varios sectores de la ciudad de Córdoba no es ninguna novedad. Pero en barrio San Vicente existe una combinación de basurales y vertido de líquidos cloacales que convierte el curso de agua en un gran foco de contaminación.
Se trata de la zona delimitada por el vado Sargento Cabral y el puente sobre calle Monteagudo. Allí, en la margen sur del Suquía se encuentra barrio San Vicente; y en la norte los barrios Bajada de Piedra, Ampliación Yapeyú y Bajo Yapeyú.
En ambas márgenes se encuentran dos importantes basurales. Y en el mismo sector, a la altura de la calle Blas Parera, cruza el río un caño troncal de la red cloacal, con dos grandes válvulas que vierten periódicamente fluidos crudos al agua. El paisaje se completa con grandes baches en la Costanera y estado general de abandono que favorece los episodios delictivos.
Sólo con caminar por el sector, se pueden percibir una serie de hedores nauseabundos provenientes del río y de los basurales. Ese olor es algo cotidiano, al igual que las decenas de personas que se dirigen a esa zona para arrojar con total impunidad sus residuos.
El basural de la margen norte se emplaza a la altura del barrio Bajada de Piedra. Se trata de un predio de dos hectáreas con verdaderas montañas de desperdicios de todo tipo.
Los escombros predominan en el lugar, a los que se suman neumáticos viejos, restos de poda, cartones, plástico y animales muertos. Incluso, una piara de cerdos suele alimentarse de la basura.
Del otro lado, en barrio San Vicente, otro gran basural invade el último tramo de la calle Gorriti. En los antiguos galpones de lo que fue una fundición, se amontonan toneladas de basura. En frente, sobre un descampado, se puede encontrar hasta entrañas de animales.
“Si llueve, se arrastra la basura al río. Si hay restos orgánica con metales, la descomposición va largando ácidos que disuelven los metales y hay incorporación de metales pesados al agua. Si hay escombros, hay variación de PH en el río”, explicó el biólogo Federico Kopta, del Foro Ambiental Córdoba.
Fluidos al agua. En el lugar, el caño troncal que recibe los líquidos cloacales de los barrios Colón, Maipú, San Vicente y Altamira cruza el río Suquía para transportar los fluidos hasta la planta de tratamiento de Bajo Grande.
Precisamente, a la altura de la calle Blas Parera se puede apreciar el caño, que posee dos enormes válvulas.
Debido a las frecuentes fallas de la red, esas válvulas producen importantes volcamientos de líquidos cloacales sin tratamiento en las aguas del Suquía, de los que este diario fue testigo en tres oportunidades esta semana.
“Ese sector del río se encuentra más contaminado que aguas abajo de Bajo Grande, ya que los líquidos son vertidos sin ningún tratamiento”, indicó Kopta.
Según un estudio realizado por el biólogo Joaquín Navarro, el volcamiento cloacal en el río produce la mortalidad de la fauna acuática, afecta los suelos, produce olores desagradables y lo convierte en portador de virus, bacterias y parásitos que provocan enfermedades gastrointestinales en las personas.

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