20 feb 2008

Crecen denuncias por maltrato a perros

La Voz del Interior (20/08/2008)
Crecen denuncias por maltrato a perros



En Río Tercero, un solo grupo de voluntarios alberga animales vagabundos. Hay casos que investiga la Justicia por envenenamiento.
Río Tercero. El reducido grupo de mujeres que integra la Asociación Protectora de Animales San Roque está sumando día a día denuncias ante la Policía, por presunto maltrato contra animales, sobre todo de perros.
El expediente judicial más reciente es por presunto envenenamiento contra varios perros de la ciudad. La Policía informó que están aguardando el informe de la necropsia a unos de los perros muertos, que se ordenó desde la Fiscalía.
La denuncia anterior fue por el perro al que le rebotaron las balas, episodio que acaparó las noticias hace un par de semanas, que habría sufrido el impacto de un disparo del esposo de la mujer al que el can había mordido en la calle.
El teléfono del refugio no deja de sonar. A diario hay gente que pide que esta protectora se haga cargo. Desde el refugio, las voluntarias contaron indignadas que entre las denuncias también figura un caso de una cachorrita de un barrio, a la que dejaron atada por varios días mientras sus dueños habían salido de viaje. El final en ese caso fue el fallecimiento del animal, cuestión que también fue tramitado por la Policía, según contaron.
¿Están obligados? ¿Pero cuál es la obligación de esta asociación? En realidad sólo la que marca el altruismo por ayudar a estos animales.
No pocos en esta ciudad piensan que el sitio pertenece al municipio pero en realidad esta es una asociación independiente.
La confusión de la gente tal vez tenga que ver con que el municipio no tiene una política del todo clara respecto a esta problemática.
Todos los recursos parecen insuficientes porque la atención se multiplica cada día que pasa. El monto de la ayuda del municipio de mil pesos por mes, aparece magra si se tiene en cuenta que cada vacuna por ejemplo cuesta más de 30 pesos, una operación o una curación casi el doble. A lo que se suma el arroz y el alimento balanceado que a diario este grupo de voluntarias les da a los más de 200 perros.
Sus integrantes cuentan que viven con lo justo, pero que eso no imposibilita poder aportar para ayudar a los cachorros. Confiesan que relegan comprarse esa remera que vieron en el centro para poder adquirir una bolsa de alimento balanceado. O hasta alguna de ellas tuvo que vender pizzas para obtener esas monedas para poder cargar nafta a su auto para trasladar al refugio a algún perro vagabundo.
Por el momento, el municipio aporta un subsidio de mil pesos a la Protectora y con 20 castraciones a perras que están en el refugio. "En el sector privado la castración sale unos 180 pesos", comenta desde el refugio Alicia Carlisi, vicepresidenta de la asociación. "Nos quedamos cortos con 20 castraciones", añadió la presidenta, Susana Masini.
Ambas remarcan que el único motivo que las moviliza es "el amor a los perros", por ello dan cuenta del dolor que les provoca el comentario vinculado a que esta asociación no hace todo lo que debería hacer. "Muchos nos reclaman y nos insultan", confió Carlisi. "No nos creen que se mueren si no les ponemos las vacunas necesarias", añadió Masini por su parte para explicar por qué a veces no pueden recibir a más perros.
Ambas imploraron "que no tiren más los cachorros frente al refugio".
"Nuestra misión es proteger al animal abandonado, enfermo y desamparado. Pero ese cachorro (que tiran) viene de una familia. No puede ser que el 90 por ciento que va dice ‘me lo tiraron en un cajita al frente de mi casa´ y los cachorros están gordos, sin ninguna pulga", dijo Carlisi.
Para Carlisi no hay dudas: “Entonces nos damos cuenta de que la gente miente. Hay que ser responsable de lo que uno tiene en la casa, vacunar la perra para el celo (por ejemplo). Es muy cómodo tirarle el problema a otro”.
Respecto a por qué será que se ven más perros vagabundos en la zona del centro primero y del balneario después, Carlisi destacó: “Se ve que los perros siguen a sus dueños al centro y ahí quedan abandonados. Y así quedan en el centro”.
Mientras, la presidenta de la institución recordó que a menudo concurren al balneario a sacar a más de un perro del abandono o bien a curarlos. Y contó un triste episodio de una vez que encontraron en la costa del río una bolsa con cachorritos recién nacidos, que por suerte luego terminaron en el refugio y sobrevivieron.

24 años con perros
Esta asociación funciona desde hace 24 años. Hoy cuenta con media hectárea en la zona sur de Río Tercero, detrás de barrio Castagnino. Allí disponen de varios caniles donde están albergados unos 240 perros. El predio y los recursos parecen insuficientes por estos días.
“Todo lo hacemos a pulmón”, sintetiza Carlisi. Mientras que Masini apela a la solidaridad de la población para colaborar, tal vez con arroz o alimento balanceado. Un dato llamativo es el que vierten respecto a quiénes son los que se acercan a llevar algún perro a la Protectora. “Son de clase media los que abandonan a sus perros”, grafican.
“Adoptan y a los tres días los traen de vuelta para que nosotros los curemos”, relató Masini al recordar casos a los que no les encuentran justificación.
Carlisi graficó el esfuerzo y sacrificio que hacen desde la institución: “No tenemos sábado, Navidad, año nuevo, ni domingo en el lago. Si no vamos el animal no come”.

Anécdotas
Más de un perro encontró, por gestión de la protectora, una familia que lo adoptara. Pero más de uno también se volvió al refugio. Cuentan que uno hizo más de 18 kilómetros y regresó al sitio donde creía era su lugar, el canil de la protectora, donde estaba “su cucha”.
Las integrantes de la asociación también han albergado a más de un perro callejero. Una de ellas tiene en su casa a una perrita inválida a la que se le construyó una silla de madera con ruedas para que pueda desplazarse.
Las anécdotas se multiplican en esa institución: cuando debieron salir corriendo de una fiesta para asistir a un perro vagabundo, cuando trasladaron a algún poni, cuando se cayeron a una zanja por salvar a un perro, cuando se embarraron hasta la cabeza para que unos perritos recién nacidos no se ahogaran o las bienvenidas de cada día de los perros que no disimulan la alegría cuando llegan sus dueñas del refugio, el lugar que puede tener hoy el perro solitario.

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