27 ene 2008

Plan de contingencia para Río III

La Voz del Interior (27/01/2008)
Cómo funcionarán las sirenas para advertir sobre escapes químicos



Río Tercero. “En tres o cuatro meses todo eso debería estar listo”, responde el director de Defensa Civil municipal de Río Tercero, Raúl Mari, y se pone un plazo para que finalmente funcione el anunciado sistema de sirenas comunitarias para advertir a los vecinos ante un caso de emergencia química grave por algún incidente o escape desde el polo industrial local. Junto a las sirenas debería quedar habilitado el nuevo esquema de monitoreo con sensores y cámaras que determinen en tiempo real si sucede algún inconveniente en esas empresas y que sirva para poner en marcha los mecanismos de actuación ante de emergencias.
El modelo a instrumentar fue tomado de la ciudad de Bahía Blanca, con un polo químico aun mayor, creado después de algunos incidentes graves. En Río Tercero, también recién tras la sucesión de hechos de junio a agosto pasado, se apuraron los tiempos para avanzar con más decisión en este rubro.
Las sirenas a colocar serán en principio dos, de gran tamaño y poder. Según citó Mari, pesan unos 300 kilogramos cada una, son de última tecnología, importadas de Estados Unidos y cuentan con baterías para lograr autonomía en caso de cortes de energía. Cada una cuesta unos 30 mil pesos.
Las empresas Atanor y Petroquímica ya se comprometieron a comprar una cada una. Si Fabrica Militar confirmara igual decisión, serán colocadas tres. “Con dos, ya tenemos calculado que se cubrirían bien todos los barrios más cercanos al polo fabril y hasta se alcanzaría a percibir en el centro. Agregaremos una más, que el municipio tiene desde hace unos años, de menor tamaño pero conectada al sistema, que cubriría exclusivamente barrio Cerino, que si no estaría fuera del radio de las otras”, acotó Mari.
El funcionario admitió que las sirenas aún no están en manos del municipio. “Hay que importarlas de Estados Unidos; en ese trámite estamos. Las empresas lo iniciaron ya, pero estamos viendo si nos pueden reconocer que tendrán un destino comunitario para evitar los aranceles que nos sumarán un costo adicional muy alto”, señaló.

¿Quién la toca?
El gran dilema del uso de sirenas cuya función es alarmar a la población para procurarle seguridad en casos de gravedad, es quién se hace cargo de disparar el sistema. Desde hace meses se viene debatiendo este punto entre empresas, funcionarios, bomberos y otros sectores.
Una posibilidad era que los supervisores de turno de cada industria fueran los encargados de dispararlas cuando reconocieran un hecho grave. Esa idea tiene pro y contras: es la que asegura mayor rapidez, desde el mismo lugar en que ocurre un suceso, pero le carga a un empleado industrial la responsabilidad de decidir si debe alarmar o no a toda la comunidad. La otra alternativa es que el sistema sea disparado por Defensa Civil municipal: son los responsables naturales, pero su personal no tiene la especialización de los empleados industriales, se requiere estar las 24 horas monitoreando todo con extrema atención e implica una diferencia de tiempo algo mayor hasta constatar el hecho.
Mari señaló a este diario que esa discusión está zanjada: será el director de Defensa Civil el que desde esa oficina municipal o desde cualquier sitio y con su handy (radio de comunicaciones), dispare el sistema. Pero a la vez, las industrias asumen el compromiso de avisar al instante cuando ocurra un hecho excepcional. Como ese aviso –se ha evidenciado ya muchas veces– no siempre llega, Mari ratificó que en unos meses estará también listo el nuevo sistema de monitoreo, en el tercer piso del palacio municipal.
Allí prometen instalar pantallas que informarán en tiempo real, con sensores que ya fueron comprados por las empresas y que se colocarán ahora en la línea perimetral de las industrias, si ocurre algún escape. Esos sensores detectarán –según precisó Mari– fundamentalmente la presencia de gas cloro y de amoníaco, los productos que se consideran pueden ser de riesgo para la salud en casos de escapes muy graves. Otro que se manipula en Petroquímica (el fosgeno) es considerado aún más riesgoso que los dos anteriores, pero Mari sostiene –como lo hace esa empresa– que la cantidad en existencia no podría generar nunca un escape con cierto riesgo que exceda los límites de esa industria.

A corto plazo
El director de Defensa Civil asegura que no hará falta esperar que el Gobierno nacional envíe todos los recursos solicitados para este rubro, para que el municipio ponga en marcha este sistema.
“Lo instalaremos en estos meses en el tercer piso del municipio; ya están los equipos, los muebles y el lugar. Si después viene la plata de la Nación, se optimizará el lugar y se harán otras cosas”, señaló Mari a este diario.
Según explicó, allí habrá dos operadores en forma permanente. Uno atenderá el teléfono 103, al que se le agregarán líneas adicionales. Y el otro estará dedicado a monitorear las pantallas que mostrarán lo que los nuevos sensores detectan, además de las cámaras de televisión a instalar sobre el predio fabril, y de recibir los datos de las estaciones fijas de control ambiental ya existentes.
Ese esquema requerirá de más personal municipal y especialmente entrenado. Ambas cosas faltan hoy. Mari responde que está previsto sumar personal con ese fin, que provendría “seguramente del staff de Bomberos Voluntarios”. La otra cuestión es el costo operativo del sistema. Para eso no abundan las respuestas, pero se presume que el municipio avanzará en la idea de crear una especie de tasa especial o aporte permanente de las industrias químicas para su sostenimiento. Eso además, ordena que se haga la nueva Carta Orgánica con que cuenta la ciudad.
El sistema de alarmas, una vez disparado, sonará también en los grupos que deben actuar ante la emergencia: Bomberos, Policía, sistemas de emergencias médicas, hospital y clínicas y la radio LV26, vía elegida (aunque aún no suficientemente aceitada) para que la información de lo sucedido llegue a la comunidad.

El tiempo, crucial
Personas interesadas en el rubro advierten que para decidir quién y cómo disparar el sistema, lo central es contemplar, además del entrenamiento y la precisión del diagnóstico, el tiempo. Es que calculan que si el viento promedio es de 12 kilómetros por hora, una nube se desplaza 200 metros en un minuto.
Si se cumplen los cálculos municipales, este sistema entraría en funcionamiento casi al año de los hechos (con dos muertes por un escape) que marcaron una bisagra en la historia de la relación local entre las industrias químicas y la sociedad.
Basado en la estadística, podría decirse que lo más probable (y deseable) es que una situación tan grave nunca se genere y que de ese modo este sistema quizá no sea necesario de utilizar jamás. De hecho, en Río Tercero no ha habido situaciones hasta hoy que hubieran justificado una emergencia comunitaria con protección bajo cubierta masiva. Sin embargo, y sobre todo después de los hechos sucedidos en 2007, sería imperdonable que la ciudad no esté preparada para el por las dudas...

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Por información rápida y creíble

La noche de agosto de 2007 en la que media ciudad huyó de sus casas por miedo a un escape químico, generando un riesgo mayor a ése en calles y rutas, mostró el estado psicosocial de la comunidad y las huellas que dejaron las explosiones de 1995 primero y el episodio con la muerte de dos operarios por un escape químico interno en Petroquímica en junio de 2007, luego. Esa vez la gente se autoevacuó desprolijamente por una muy fuerte detonación, de la que recién 40 minutos después de ocurrida tuvo la primera y precaria información oficial. Debió pasar casi una hora para que oficialmente se explicara en las radios que había sido una explosión en Fábrica Militar pero que no había generado escapes químicos de seriedad.
Esa demora en la información fue crucial. Y aceitar los mecanismos para que no vuelva a ocurrir es vital. La tarea ahora se complica: no sólo hay que crear un sistema ágil de información a la sociedad sino además confiable. Y con ese último episodio a cuestas costará más ahora hacerlo confiable.
En realidad, en materia de comunicación a la sociedad de incidentes industriales no se ha avanzado demasiado. Algunas empresas han mostrado que siguen decidiendo por su cuenta si avisan o no de algo que ocurre dentro de sus perímetros, pero que llama la atención de una sensibilizada comunidad afuera. Y en el municipio, a seis meses, siguen sin terminar de armar un esquema eficiente para "bajar" información en casos de emergencias.
Si hoy ocurriera un episodio grave, la ciudad no estaría preparada. Veamos: se le dice a la sociedad que en caso de emergencia química debe hacer protección bajo cubierta (encerrarse lo más herméticamente posible donde esté), pero no está nada claro cómo se enterará la gente de ese episodio. Para eso –dicen– servirán las sirenas, pero no están colocadas aún. Una vez encerrados (si es que la comunidad cumple esa premisa básica), se aconseja escuchar la única radio AM local (LV26), designada medio oficial para estos casos. Pero hasta hoy esa emisora no tiene equipos que le aseguren su continuidad en casos de cortes de energía ni se entrenó a su personal para semejante responsabilidad de decirle a la sociedad qué hacer cuando el temor domina la escena.
El único paso dado en esta línea ha sido la adquisición municipal de un sistema de handies (radios de comunicación), con los que se sortea el colapso de las líneas telefónicas (eso agravó aquel episodio de agosto) y al que está conectado esa radio. También parece asumido que quien informe a la comunidad sea un funcionario de Defensa Civil, a minutos del eventual suceso, y no un locutor radial de circunstancia.
Para hacer tomar confianza a la comunidad en el sistema, debiera usarse con más eficiencia que la actual cada vez que hechos menores (como las salidas rutinarias de Bomberos) generan la inquietud de la población por saber de qué se trata.
También debería acordarse con todas las emisoras radiales un esquema de trabajo, para evitar que en una situación de emergencia grave compitan entre sí para ver quién dice algo antes, sin tener garantías de precisión, y con riesgos de complicar aún más la escena.
Si no se asume que en la actual situación psicosocial de Río Tercero la comunicación rápida y confiable de estos hechos es central, habrá que prepararse para otros sobresaltos.

La clave
Del uso eficiente del sistema puede depender hasta la vida de vecinos, en casos de escapes muy graves, en dimensiones que Río Tercero hasta hoy nunca tuvo, pero para los que debe estar preparado.

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