20 ene 2008
¿Facilitar cotos de caza?
11:29 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
La Voz del Interior (20/01/2008)
"Habría que facilitar que se hagan cotos de caza mayor en las sierras"
El empresario consideró que Córdoba debería aprovechar los nueve mil cazadores de palomas que vienen anualmente y ofrecerles caza de ciervos y jabalíes, lo que duplicaría la estadía y la cantidad de extranjeros.
Aunque pocos lo saben, alrededor de nueve mil extranjeros vienen a Córdoba por año para la cacería de la paloma dorada, en el norte y este cordobés, considerada una plaga en la provincia, que hace estragos en sembradíos. Octavio Crespo es uno de los precursores del turismo cinegético (palabra utilizada en España para denominar el arte de la caza) y desde 2003 ocupa la cámara que representa a unas 20 empresas que operan esa actividad en la provincia.
El empresario comentó que el pico de la actividad fue en 2005 y que el aumento de tasas a los cazadores y los problemas con el trafico aéreo hacen correr el riesgo de que Córdoba pierda su liderazgo en esa actividad.
Considera que habría que aprovechar la base de cazadores con que se cuenta y abrir cotos de caza mayor (ciervos y jabalíes) –como los tiene San Luis– lo que potenciaría esa actividad económica. Según indicó Crespo, se calcula que cada año los cazadores de palomas dejan en Córdoba entre 22 y 27 millones de dólares, si se tiene en cuenta el precio del tour más los gastos.
Crespo dice que es necesario regular por ley la actividad en la provincia y minimiza que esa caza con plomo produzca una contaminación que se expanda al medio ambiente.
–¿Cuándo comienzan a venir los extranjeros a cazar palomas?
–A esto lo comienzan a ver algunos agentes de viaje de Estados Unidos a fines de los ’80.
–¿Y quién comenzó con el negocio aquí?
–Los pioneros estuvieron en Villa General Belgrano con la empresa Frontiers, que es una mayorista muy grande de Estados Unidos y que trabajaba con el hotel Bremen de la Villa. Ellos son los precursores en lo que hace a la caza de palomas en Córdoba. Después siguieron los hermanos Hayes en La Granja y luego mi empresa en Ascochinga y posteriormente en Santa Catalina. Éramos pocas empresas y los comienzos, como todos, fueron muy duros porque había que pasar del hotel a la estancia.
–¿Los extranjeros querían alojarse en estancias?
–Sí, lo que demandaban los clientes, el 80 por ciento estadounidenses, era la idea de la estancia argentina, que vendía mucho porque en hoteles no podíamos competir. Y para esto, lamentablemente, la infraestructura del norte de Córdoba no daba. En 1992 iniciamos el paso de los hoteles a las estancias de la zona de La Granja y Ascochinga que estaban todas venidas abajo.
–¿Tenían algo armado con las agencias turísticas?
–No era una relación agencia-producto sino que era una prueba piloto. En aquel momento era muy difícil vender Argentina porque tenía mala fama el turismo.
–¿Cuándo empieza a tomar impulso como turismo cinegético?
–Empieza a perfilarse como una actividad económica hace entre 12 y 15 años, cuando “cierra” Colombia, ya que los cazadores norteamericanos mayormente tenían como destino ese país y México. Colombia les queda a cuatro horas de Miami y el recurso de la paloma es bastante considerable, pero cierra por el flagelo de la guerrilla y el temor a los secuestros.
–Ahí surgimos nosotros.
–Claro, el destino pasa a ser Argentina y especialmente Córdoba. México fue cayendo por las regulaciones que instrumentaron y denuncias de coimas. Entonces apuntaron a otros mercados: además de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Pero en América latina, Argentina es el más importante por una serie de factores como infraestructura, la diversidad que ofrece y el estilo de vida que les encanta.
–¿Y por qué Córdoba?
–Córdoba presenta ventajas comparativas de distinta índole: durante muchos años ha sido una provincia con un aeropuerto de conexión muy importante y tenía muchas frecuencias de vuelos con Buenos Aires, y conectaba con el resto del país. Entonces se podía venir a Córdoba y cazar a una hora del aeropuerto.
–¿Eso cambió?
–Lamentablemente se perdió; no hay ninguna conexión con otras provincias. Perdimos muchísimo. Hoy el problema de las aerolíneas nos afecta muchísimo.
–¿Cómo es el desarrollo de la actividad propiamente dicha?
–Se realiza en campos apropiados para la cacería de palomas, tanto habilitados en las zonas de cultivo como en las serranías. Cada empresa tiene su modalidad; arrienda campos o hace mejoras.
–¿Es todo el año? ¿Cuántos cazadores vienen?
–En los comienzos la actividad se hacía en algunos meses determinados. Ahora es todo el año. La temporada alta es de febrero a setiembre. Por año pasan nueve mil cazadores, de los cuales 80 por ciento son de Estados Unidos y el resto de Europa, sobre todo ingleses y alemanes.
–¿Cuál es el promedio de los “tours” de caza y el precio medio?
–El promedio de estadía es entre tres y cinco días. El precio es variable porque depende de las estrellas del alojamiento. Pero el costo promedio acá es de 1.400 dólares por tres días y medio. Es todo incluido menos el viaje del lugar de origen.
–¿Qué le deja económicamente a la provincia?
–Hay 1.500 empleos directos, pero hay un efecto multiplicador para proveedores en el norte de Córdoba y servicios. Además de los gastos personales que realizan los cazadores que muchas veces vienen con sus esposas.
¿Cuál es la competencia interna?
–Córdoba sigue siendo la primera pero venimos perdiendo con San Luis, que también tiene caza mayor, y con Salta y Santiago del Estero. Hay grupos que yo llevo a Merlo para la caza mayor.
–¿Cuál es la perspectiva del sector?
–El pico de la actividad fue en 1995 y después fue decayendo por mayores tasas. De cobrar hace cuatro años 30 pesos por arma ahora se cobran 300 más la licencia de 190 pesos por día de Córdoba Ambiente.
–¿Qué haría para que los cazadores se queden en Córdoba?
–Además de otras propuestas turísticas, facilitar que se hagan cotos de caza mayor con ciervos y jabalíes ¿Por qué únicamente La Pampa o San Luis pueden tenerlos siendo que acá llegan nueve mil cazadores extranjeros?
–¿Se podrían hacer cotos de caza mayor?
–El hábitat es perfecto. Sería una forma de ponerle a esta actividad un valor agregado y contamos con bosques nativos para hacerlo. Sería muy importante porque ya tenemos la base y se quedarían el doble de tiempo.
–¿Habría que hacer una ley?
–De una forma u otra hay que consensuar una ley provincial sobre cacería. Hay que hacer los estudios seriamente para que queden conformes los grupos ambientalistas; hay que terminar con los mitos.
–Los ambientalistas denuncian que esta caza con plomo contamina.
–El plomo se utiliza en todo el mundo para la cacería excepto para los patos en lagunas que se hace con munición de acero. Ha habido información parcial y se ha exagerado mucho. El plomo no contamina todo el medio ambiente y la salud humana. En la última ley aprobada en España, donde hay 100 mil cazadores por fin de semana, sólo se prohibió el uso de plomo en zonas húmedas o reservas protegidas.
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Se calcula que hay 40 millones de palomas
Octavio Crespo, titular de la Cámara de Turismo Cinegética de Córdoba, sostiene que “si se compara el número de palomas que había hace 50 años con las que hay hoy, se puede decir que antes no había palomas”.
Consideró que “los únicos estudios serios son los realizados por el ingeniero Enrique Bucher, quien fue titular de la cátedra de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba y que en los años ’80 estimaba la población de la denominada paloma dorada en 28 millones”. Actualmente, acotó, “distintas proyecciones hablan de 40 millones de palomas”.
Remarcó que la paloma dorada “es considerada una gran plaga porque el control por el hombre no existe y no tiene depredadores naturales y, con la extensión de la frontera agrícola, a mayor cantidad de comida mayor población”. Advirtió que “en la zona norte, el sorgo y el girasol no se pueden sembrar más por las palomas”.
Crespo exhibió una ley recientemente aprobada en España, en donde se prohibió únicamente la caza con munición de plomo en las zonas húmedas (ríos y lagunas) y en reservas naturales protegidas. Remarcó que en España todos los fines de semana salen 100 mil cazadores e insistió que en Córdoba no hay un impacto de contaminación contra el medio ambiente.
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"Habría que facilitar que se hagan cotos de caza mayor en las sierras"
El empresario consideró que Córdoba debería aprovechar los nueve mil cazadores de palomas que vienen anualmente y ofrecerles caza de ciervos y jabalíes, lo que duplicaría la estadía y la cantidad de extranjeros.
Aunque pocos lo saben, alrededor de nueve mil extranjeros vienen a Córdoba por año para la cacería de la paloma dorada, en el norte y este cordobés, considerada una plaga en la provincia, que hace estragos en sembradíos. Octavio Crespo es uno de los precursores del turismo cinegético (palabra utilizada en España para denominar el arte de la caza) y desde 2003 ocupa la cámara que representa a unas 20 empresas que operan esa actividad en la provincia.
El empresario comentó que el pico de la actividad fue en 2005 y que el aumento de tasas a los cazadores y los problemas con el trafico aéreo hacen correr el riesgo de que Córdoba pierda su liderazgo en esa actividad.
Considera que habría que aprovechar la base de cazadores con que se cuenta y abrir cotos de caza mayor (ciervos y jabalíes) –como los tiene San Luis– lo que potenciaría esa actividad económica. Según indicó Crespo, se calcula que cada año los cazadores de palomas dejan en Córdoba entre 22 y 27 millones de dólares, si se tiene en cuenta el precio del tour más los gastos.
Crespo dice que es necesario regular por ley la actividad en la provincia y minimiza que esa caza con plomo produzca una contaminación que se expanda al medio ambiente.
–¿Cuándo comienzan a venir los extranjeros a cazar palomas?
–A esto lo comienzan a ver algunos agentes de viaje de Estados Unidos a fines de los ’80.
–¿Y quién comenzó con el negocio aquí?
–Los pioneros estuvieron en Villa General Belgrano con la empresa Frontiers, que es una mayorista muy grande de Estados Unidos y que trabajaba con el hotel Bremen de la Villa. Ellos son los precursores en lo que hace a la caza de palomas en Córdoba. Después siguieron los hermanos Hayes en La Granja y luego mi empresa en Ascochinga y posteriormente en Santa Catalina. Éramos pocas empresas y los comienzos, como todos, fueron muy duros porque había que pasar del hotel a la estancia.
–¿Los extranjeros querían alojarse en estancias?
–Sí, lo que demandaban los clientes, el 80 por ciento estadounidenses, era la idea de la estancia argentina, que vendía mucho porque en hoteles no podíamos competir. Y para esto, lamentablemente, la infraestructura del norte de Córdoba no daba. En 1992 iniciamos el paso de los hoteles a las estancias de la zona de La Granja y Ascochinga que estaban todas venidas abajo.
–¿Tenían algo armado con las agencias turísticas?
–No era una relación agencia-producto sino que era una prueba piloto. En aquel momento era muy difícil vender Argentina porque tenía mala fama el turismo.
–¿Cuándo empieza a tomar impulso como turismo cinegético?
–Empieza a perfilarse como una actividad económica hace entre 12 y 15 años, cuando “cierra” Colombia, ya que los cazadores norteamericanos mayormente tenían como destino ese país y México. Colombia les queda a cuatro horas de Miami y el recurso de la paloma es bastante considerable, pero cierra por el flagelo de la guerrilla y el temor a los secuestros.
–Ahí surgimos nosotros.
–Claro, el destino pasa a ser Argentina y especialmente Córdoba. México fue cayendo por las regulaciones que instrumentaron y denuncias de coimas. Entonces apuntaron a otros mercados: además de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Pero en América latina, Argentina es el más importante por una serie de factores como infraestructura, la diversidad que ofrece y el estilo de vida que les encanta.
–¿Y por qué Córdoba?
–Córdoba presenta ventajas comparativas de distinta índole: durante muchos años ha sido una provincia con un aeropuerto de conexión muy importante y tenía muchas frecuencias de vuelos con Buenos Aires, y conectaba con el resto del país. Entonces se podía venir a Córdoba y cazar a una hora del aeropuerto.
–¿Eso cambió?
–Lamentablemente se perdió; no hay ninguna conexión con otras provincias. Perdimos muchísimo. Hoy el problema de las aerolíneas nos afecta muchísimo.
–¿Cómo es el desarrollo de la actividad propiamente dicha?
–Se realiza en campos apropiados para la cacería de palomas, tanto habilitados en las zonas de cultivo como en las serranías. Cada empresa tiene su modalidad; arrienda campos o hace mejoras.
–¿Es todo el año? ¿Cuántos cazadores vienen?
–En los comienzos la actividad se hacía en algunos meses determinados. Ahora es todo el año. La temporada alta es de febrero a setiembre. Por año pasan nueve mil cazadores, de los cuales 80 por ciento son de Estados Unidos y el resto de Europa, sobre todo ingleses y alemanes.
–¿Cuál es el promedio de los “tours” de caza y el precio medio?
–El promedio de estadía es entre tres y cinco días. El precio es variable porque depende de las estrellas del alojamiento. Pero el costo promedio acá es de 1.400 dólares por tres días y medio. Es todo incluido menos el viaje del lugar de origen.
–¿Qué le deja económicamente a la provincia?
–Hay 1.500 empleos directos, pero hay un efecto multiplicador para proveedores en el norte de Córdoba y servicios. Además de los gastos personales que realizan los cazadores que muchas veces vienen con sus esposas.
¿Cuál es la competencia interna?
–Córdoba sigue siendo la primera pero venimos perdiendo con San Luis, que también tiene caza mayor, y con Salta y Santiago del Estero. Hay grupos que yo llevo a Merlo para la caza mayor.
–¿Cuál es la perspectiva del sector?
–El pico de la actividad fue en 1995 y después fue decayendo por mayores tasas. De cobrar hace cuatro años 30 pesos por arma ahora se cobran 300 más la licencia de 190 pesos por día de Córdoba Ambiente.
–¿Qué haría para que los cazadores se queden en Córdoba?
–Además de otras propuestas turísticas, facilitar que se hagan cotos de caza mayor con ciervos y jabalíes ¿Por qué únicamente La Pampa o San Luis pueden tenerlos siendo que acá llegan nueve mil cazadores extranjeros?
–¿Se podrían hacer cotos de caza mayor?
–El hábitat es perfecto. Sería una forma de ponerle a esta actividad un valor agregado y contamos con bosques nativos para hacerlo. Sería muy importante porque ya tenemos la base y se quedarían el doble de tiempo.
–¿Habría que hacer una ley?
–De una forma u otra hay que consensuar una ley provincial sobre cacería. Hay que hacer los estudios seriamente para que queden conformes los grupos ambientalistas; hay que terminar con los mitos.
–Los ambientalistas denuncian que esta caza con plomo contamina.
–El plomo se utiliza en todo el mundo para la cacería excepto para los patos en lagunas que se hace con munición de acero. Ha habido información parcial y se ha exagerado mucho. El plomo no contamina todo el medio ambiente y la salud humana. En la última ley aprobada en España, donde hay 100 mil cazadores por fin de semana, sólo se prohibió el uso de plomo en zonas húmedas o reservas protegidas.
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Se calcula que hay 40 millones de palomas
Octavio Crespo, titular de la Cámara de Turismo Cinegética de Córdoba, sostiene que “si se compara el número de palomas que había hace 50 años con las que hay hoy, se puede decir que antes no había palomas”.
Consideró que “los únicos estudios serios son los realizados por el ingeniero Enrique Bucher, quien fue titular de la cátedra de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba y que en los años ’80 estimaba la población de la denominada paloma dorada en 28 millones”. Actualmente, acotó, “distintas proyecciones hablan de 40 millones de palomas”.
Remarcó que la paloma dorada “es considerada una gran plaga porque el control por el hombre no existe y no tiene depredadores naturales y, con la extensión de la frontera agrícola, a mayor cantidad de comida mayor población”. Advirtió que “en la zona norte, el sorgo y el girasol no se pueden sembrar más por las palomas”.
Crespo exhibió una ley recientemente aprobada en España, en donde se prohibió únicamente la caza con munición de plomo en las zonas húmedas (ríos y lagunas) y en reservas naturales protegidas. Remarcó que en España todos los fines de semana salen 100 mil cazadores e insistió que en Córdoba no hay un impacto de contaminación contra el medio ambiente.
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