10 jul 2007

La producción cayó

El Puntal de Río Cuarto (10/07/2007)
La producción industrial de la provincia cayó entre el 10% y 15%

Así lo admitió el responsable del departamento Energía de la Unión Industrial de Córdoba, Rodolfo Banchio. Además, consideró que al menos habrá 3 años más con complicaciones energéticas
Desde hace un par de años nuestro país vive, tal como lo admitió días atrás el presidente de la Nación, al límite en materia energética. Y ya no se trata de algo lejano, reservado al cordón industrial de Buenos Aires o a las ciudades con perfiles fabriles más marcados. Está en todos lados, y empresas de la ciudad y la región están afectadas seriamente por esta problemática.
Y las que no lo sufren en forma directa, porque su consumo no es tan importante como para recibir cortes, obtienen de todas maneras los coletazos, ya que tienen inconvenientes en la provisión de insumos.
Las consecuencias ya se están sintiendo. Rodolfo Banchio, vicepresidente de la Unión Industrial de Córdoba y titular del Departamento de Energía de la entidad evaluó que la producción en la provincia cayó entre un 10 y un 15 por ciento. La cifra es alarmante y habrá que esperar para saber si estará reflejada en los índices oficiales.
De todas maneras, por lo menos por ahora, la crisis no ha llegado al sector del trabajo en la región. Representantes gremiales consultados por este medio aseguraron que en las industrias locales, a diferencia de lo sucedido en otras partes del país, no hubo suspensiones ni caídas de horas extras. Pero nadie puede asegurar por cuánto tiempo se mantendrá esa situación.
En diálogo con PUNTAL VILLA MARIA, Rodolfo Banchio marcó el escenario provincial, afirmando que “las industrias están con severas restricciones de gas; hasta ahora tenían la provisión de dos contratos en firme, la ampliación del gasoducto del Norte y el de Uruguayana, que dan respuesta alrededor del 50 por ciento del consumo de la industria de Córdoba. De ese 50 por ciento hoy han reducido el 40, o sea que queda más o menos un 30 por ciento del gas que se utiliza. Indudablemente esto trae aparejado serias complicaciones, básicamente a todas las empresas gas-dependientes. Tenemos una crisis de gas, también de transporte, de generación eléctrica y de transporte de electricidad. Además hay serias dificultades para conseguir combustibles alternativos”.
Como consecuencia de ello, el dirigente industrial sostuvo que “nosotros evaluamos que eso significa que está cayendo la producción en un porcentaje, que es estimativo, de entre un 10 y 15 por ciento”.
Banchio relacionó la situación creada en torno a la provisión de energía con la competitividad.
“La industria obtuvo una gran cuota de competitividad a partir de la devaluación y el tipo de cambio alto. En estos momentos hay varios sectores que ya no tienen esos beneficios, pero de alguna manera era lo previsto, porque este tipo de políticas tiene una duración determinada. Ha sido un éxito del Gobierno extender en el tiempo los resultados, ya que en el caso concreto de Brasil, cuando devaluaron, al año y ocho meses ya se habían internacionalizado los precios y dejaron de tener ese beneficio generado por el tipo de cambio. Para esta época estaba previsto que empiecen a madurar las inversiones que las empresas hicieron para lograr una buena gestión, incorporar tecnología, organizar mejor su proceso de producción; esto afecta muchísimo a eso”.
Y continuó diciendo: “La consecuencia es que de perder la competitividad en algunos sectores, que ya se están viendo, vuelvan a invadirnos los productos importados; esa situación hace que no podamos continuar sustituyendo importaciones -que fue el gran aporte al crecimiento económico del país- y conquistando nuevos mercados en el mundo”.
La cuestión central es que no se avizora una solución en el corto plazo. Y las bajas temperaturas, que incrementan el consumo domiciliario, recién comienzan a hacerse sentir. Los próximos meses serán duros para la producción. Parafraseando a un desaparecido ministro de Economía de la década del sesenta, más que nunca este año hay que pasar el invierno.
“Más que los próximos meses yo casi que diría que los próximos años”, corrigió Banchio. “En los próximos meses estamos estrictamente vinculados a la temperatura de este invierno, que es cuando aumenta significativamente el consumo domiciliario y otros, como servicios públicos, grandes superficies comerciales y demás. A partir de la primera crisis, que fue por mayo, se han consumido todas las reservas, hasta las de agua. Y ni hablar de las reservas de las empresas, de las centrales termoeléctricas de combustibles alternativos; por eso ahora la situación es bastante crítica en todos los órdenes. Se han confiado demasiado en que no continuaría la ola de frío, pero si la producción está atada a las condiciones climáticas no tiene futuro”.

Las soluciones, si llegan, no serán en el corto plazo.

“En generación eléctrica las soluciones parten de acá a dos años, como mínimo. En materia de gas y transporte la única posibilidad es el gasoducto de 20 millones de metros cúbicos que recorrerá el país y que traería ese volumen desde Bolivia, que están pagando los consumidores, y que es el llamado fideicomiso 2. Nosotros tenemos la certeza de que la obra no estará lista hasta mediados del 2010, si realmente se ejecuta”.
¿Qué harán mientras tanto las industrias? ¿Presionarán al Gobierno para que se mande gas de otro sector?
“El mensaje que pretendemos dar desde Córdoba al Gobierno es que ésta no es una cuestión solamente de un sector, no es para aumentar la rentabilidad de la industria, sino que es de la sociedad, porque lo sucedido en los finales de la década del ´90, cuando habíamos perdido la competitividad, lo sufrió el conjunto de la sociedad. La industria en otros países es cuidada como la gallina de los huevos de oro, después si gana mucho o poco es una cuestión impositiva. Ningún país permite que sectores ganen más allá de un 10 o 12 por ciento. Acá diría que algunos ganan más, básicamente los vinculados a la actividad agropecuaria, pero el nivel de rentabilidad lo tiene que regular la política impositiva”.
Por último, se lo consultó sobre si las industrias iban a encarar por sí mismas la generación de energía, dejando de lado lo provisto por red.
“Es el camino que a algunos les queda, comprar su propia generación eléctrica. Pero ahí cometemos un error grueso, porque si la industria tiene que invertir en algo que normalmente se lo provee el Estado, va a hacer una inversión que en definitiva si bien le soluciona el problema no es la que específicamente necesita. La industria debe invertir en el crecimiento de su proceso productivo, para aumentar la oferta y de esa manera bajar los precios. Yo creo que es la alternativa, pero no es conveniente para el país, aunque tal vez lo sea para alguna empresa”.

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