11 jul 2007

Impacto del CC en la agricultura

La Voz del Interior (11/07/2007)
Cómo puede impactar el cambio climático en la agricultura regional

¿Cómo repercutirá el clima en los campos de esta región, durante las próximas décadas? ¿El incremento anunciado de la temperatura global generará cambios para los suelos, los cultivos y la producción agropecuaria también en esta zona? ¿Varió el clima regional en las últimas décadas?
Estas y otras preguntas empiezan a aparecer en estos tiempos, cuando en el mundo entero se habla de las consecuencia -algunas ya visibles- del calentamiento global del planeta, a partir del efecto invernadero.
La inquietud es lógica no solamente si se considera la cuestión ambiental y natural sino por la incidencia económica que el campo tiene en esta región.
"Para la agricultura zonal me preocupa hoy más la falta de reposición de nutrientes que el cambio climático", expresó el ingeniero agrónomo Pablo Mazzini, de la agencia regional del Inta Río Tercero.
"No soy un experto en climatología, pero creo que al menos en el mediano plazo esta zona mediterránea no sufrirá tantos efectos como otras regiones costeras u otras partes del país", interpretó. Mazzini recordó que en esta región semiárida las variaciones climáticas no son una novedad.
"Mirando con perspectiva histórica, tomando 100 años, los eventos como heladas en pleno octubre no sorprenden", comentó. "El cambio climático es una realidad global, pero con respecto a esta zona nos manejamos por ahora con los parámetros que se pueden medir", acotó.

Relaciones
Eduardo Specia, ingeniero agrónomo de la cooperativa Agricultores Unidos, de Tancacha, opinó: "Lo preocupante es la degradación del suelo; sabemos que la temperatura para los próximos 50 años aumentará, pero debemos ocuparnos, sobre todo, de evitar la degradación del suelo". Specia indicó si no se presta atención a ese punto, el aumento de la temperatura impactará en mayor medida en el campo.
"Al no existir una mayor rotación de cultivos, lo que genera más volumen de rastrojos incorporando carbono a la tierra que le otorga más estructura, no se retiene la humedad", explicó. Y prosiguió: "Al incrementarse la temperatura, la vaporización será más rápida, y una cosa tiene relación con otra. Se puede minimizar la consecuencia de ese cambio climático, evitando precisamente la degradación del suelo". Según Specia, el cambio del clima, en el corto plazo, no representará un impacto para los cultivos. "Pero a largo plazo es algo incierto", admitió.

Ciclos climáticos
Mazzini señaló que a partir de los registros de lluvias históricos zonales, se puede determinar que la oscilación, por ejemplo en la humedad, ha sido cíclica. "No es un período exacto, pero se produce cada unos 20 años o más", expresó.
De esta manera, un período es más lluvioso y húmedo que el anterior, más seco, y así se repite cíclicamente. "Se puede percibir ahora que estamos precisamente en un ciclo húmedo", señaló Mazzini a este diario.
Consultado acerca de si el clima influyó en la aparición de cultivos, como la soja, que reemplazaron a otros, como el maní, señaló que esa variable no correspondió a los vaivenes del clima, sino a cuestiones de mercado, de rentabilidad y de de practicidad. "El maní implica una mayor logística que la soja", apuntó.
En el mismo sentido opinó Specia: "Lo que se cultiva depende sobre todo de una cuestión del mercado. Es más, hasta la rotación de cultivos se incrementó ahora por eso, vemos que este año se sembró más maíz, pero por su cotización", precisó.
Specia observó, más allá de los ciclos naturales de la zona, un detalle en los últimos tiempos: "Es un desplazamiento en las estaciones; la primavera se anticipa, por ejemplo, en dos semanas, y el verano es igual; en conclusión, no existen estaciones tan diferenciadas como antes". En esa misma línea, aportó que antes había inviernos con temperaturas bajas más marcadas, y veranos con días muy calurosos. "Este invierno, con más fríos que los anteriores, en todo caso es el más normal de los últimos años", reflexionó. Es que los fríos fuertes parecían haber desaparecido de la zona. Hasta este invierno...

Erosiones
Mazzini insistió con la apreciación del comienzo: cuidar que el suelo tenga una reposición de nutrientes para que mantenga su perfil productivo es lo más importante, pensando en el futuro, mientras se aguarda saber el impacto real que podrían tener fenómenos planetarios respecto del clima global.
Con la rotación de cultivos –consideró el agrónomo– se fue avanzando paulatinamente, aunque reste recorrer aún un camino. También recordó que a pesar de ser ésta una zona de erosión eólica, la hídrica terminó por superarla. “Con las nuevas tecnologías agropecuarias, esta erosión algo disminuyó, pero se debe seguir trabajando en eso”, planteó Mazzini.
Specia, en tanto, analizó la situación con la misma visión, aunque observó: “Se controló mejor la erosión, pero sigue siendo preocupante el drenaje superficial; para ello se debe sistematizar la cuenca, en toda la región”.
Para Mazzini, no surgirán nuevos cultivos que reemplacen a los existentes, al menos en el mediano plazo, por causa de un eventual cambio en el clima mundial. “Si se producen cambios de cultivos, no será por esa causa”, vaticinó. Lo mismo consideró Specia: “El clima no repercute en principio en los reemplazos de cultivos”.
Sobre la soja, que hegemoniza la actividad agropecuaria en esta región, ambos consideraron que no es la oleaginosa en sí el problema, sino cómo se administren los campos para su producción. “Es un producto más, lo fundamental es cómo se fertilice”, señaló Mazzini. “Sin dudas que la rotación de cultivos es vital, pensando en el futuro”, aportó Specia, en una nueva advertencia sobre los riesgos del monocultivo.

Estudio pronostica más lluvias y temperaturas más altas
El mundo habla del cambio climático y sus consecuencias. Sus efectos llegarían -si no se revierten las causas a tiempo- a todo el planeta. En ese marco, esta región del centro-sur de Córdoba no tendría razones, antes o después, para quedar exenta. En abril pasado, este diario reprodujo datos de un estudio de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) que plantea una primera hipótesis al respecto. Ese trabajo científico pronostica que en el año 2020 habrá más lluvias pero advierte que ese dato podría no ir en beneficio de los cultivos, porque puede que no sean suficientes para compensar la subida paralela que se prevé en las temperaturas.
El calentamiento global, causante directo del cambio climático, podría traer aparejado una caída de hasta el 20 por ciento en los rindes de los campos del sur cordobés, según se desprende de ese trabajo proyectivo con miras al año 2020, hecho por agrometeorólogos de la UNRC.
No habría matices muy diferenciados entre las consecuencias para el área de Río Cuarto, que específicamente evaluó el estudio, con la de Tercero Arriba, su departamento vecino y con similares características geográficas.
Ese estudio puede inscribirse en el contexto del reciente informe de las Naciones Unidas que pronostica un aumento de la temperatura del planeta como así también de las lluvias. Por ejemplo, señala que en el año 2050 el cambio climático podría generar cambios en la mitad de la superficie agrícola de América latina.
El experto en agrometeorología Roberto Seiler, en declaraciones que hizo al diario riocuartense Puntal al presentar esas conclusiones, aclaró que no se trata de un pronóstico sino de la reconstrucción de posibles escenarios: "Si se continúa consumiendo combustibles fósiles al mismo ritmo de hoy, deforestando la misma cantidad y derrochando energía y agua igual, la situación podría ser tal. Si el mundo se comporta distinto, los resultados podrán ser de otra manera", acotó, para advertir que las consecuencias podrían ser al menos en parte revertibles, si se asumen las medidas necesarias para reducir el calentamiento global.
"En Córdoba, en los últimos 30 años, detectamos un aumento en las lluvias en el período de verano. Con respecto al año 2020, a pesar de que tendríamos incremento de lluvias, el aumento de las temperaturas nos estaría indicando la necesidad de una mayor cantidad de agua para poder hacer frente a los cultivos". Ejemplificó con un dato: si producir un kilo de trigo requiere mil litros de agua, en el futuro se necesitaría de 1.200, si es que aumenta la temperatura ambiental como algunos presagian, a este ritmo.
El estudio universitario señaló como otra consecuencia posible del cambio climático un crecimiento en los niveles de erosión. "Los suelos con el trabajo agrícola se van desmejorando. En la medida en que están expuestos a monocultivos pierden más su capacidad para almacenar agua. Por ende, podría aumentarse la erosión", alertó.

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