13 nov 2006

Emanaciones en Ituzaingó Anexo

La Voz del Interior (13/11/2006)
Las emanaciones industriales, otro drama para Ituzaingó Anexo


Surgen olores desagradables de una refinería que procesa huesos y grasas. A 200 metros, una escuela.
Desde hace casi una década, los vecinos de Ituzaingó Anexo son obligados a convivir con un problema que, aunque sea prácticamente invisible, no pasa inadvertido para ninguno de los habitantes de la zona: durante diferentes momentos del día y la noche deben soportar los intensos olores que despide la actividad de una industria cercana.
Se trata de la firma Refinería del Centro SA, una empresa dedicada a la elaboración de grasas comestibles, sebo líquido y margarinas. Los testimonios de los vecinos de Ituzaingó Anexo e incluso de otros barrios más alejados a la planta -como Ituzaingó- son elocuentes. Pero un recorrido por la zona permitió constatar el fuerte olor que, según los caprichos del viento, permanecía durante largos minutos flotando en la atmósfera.
El olor es similar al de grasa y huesos hervidos, sumamente intenso, tanto que se impregna fácilmente en la ropa. A diferencia de otros olores desagradables, los vecinos aseguran que no consiguen acostumbrarse al aroma y que ello les ocasiona molestias y descomposturas permanentemente.

Alumnos descompuestos
Refinería del Centro SA está ubicada en el camino a Capilla de los Remedios 7373. A escasos metros, sobre la calle Faraday al 5300, se encuentra el Ipem 207 Eduardo Requena y frente a éste, hay un jardín de infantes y el primario Duarte Quirós, donde también hay damnificados por la emanación de vapores.
"Cuando se acerca el verano o hay viento norte, se descarga mucho material y evidentemente se impregna toda la zona, y hay días que se hace casi insoportable. Es bastante común, sobre todo en horario de la siesta. La época crítica es desde la primavera hasta fines del verano. Y hemos tenido algunos alumnos descompuestos", aseguró Fernando Espiga Báez, director del Ipem 207.
Espiga Báez estimó que desde hace aproximadamente seis años son frecuentes los olores en el ambiente de la escuela. "Hace tres o cuatro años, los olores eran menores. A medida que la industria fue creciendo se ve que los volúmenes de materiales aumentaron y se siente más el olor".
El panorama es muy similar en el jardín de infantes y en el primario, ubicados también sobre la calle Faraday. En la Escuela Duarte Quirós, su representante Walter Oliva comentó: "El olor de los vapores es permanente. Dicen que se manejan con tecnología para evitar contaminación, pero no debe ser tan cierto porque los olores siguen. La clave es cómo eliminar esos gases para tener una mejor calidad de vida".
Oliva aclaró que por lo ajustado de los cronogramas escolares no han interrumpido las clases. "No podemos suspender las actividades por un fenómeno de este tipo porque no está contemplado dentro de la legislación", señaló.

Sin respuestas oficiales
Según los vecinos y las autoridades de los establecimientos educativos, se hicieron reclamos y gestiones ante dependencias municipales que les respondieron que no hay irregularidades y que la empresa está dentro de la zona industrial.
Rodolfo Moreno, otro vecino de Ituzaingó Anexo que vive a unos 500 metros de la planta procesadora, profundizó sobre la convivencia con los olores de Refinería del Centro.
"Todos los días sufrimos el olor que emana de la planta. La verdad es que se hace insoportable porque es a la mañana, a la siesta y a altas horas de la noche. La orientación del viento y las altas temperaturas hacen que se sienta más. Para los vecinos que vivimos cerca es súper incómodo. En verano tenemos que vivir con las ventanas cerradas porque se llena la casa de olor. Yo he sido alumno del Requena y me descompuse innumerables veces. No pedimos que se cierre la fábrica porque da mucho empleo, pero se tiene que solucionar el problema", señaló.
El de los olores es un problema que afecta también a otras barriadas cercanas a Ituzaingó Anexo como Los Eucaliptos, Almirante Brown, Ituzaingó y el IPV Santa Bárbara y que hasta ahora no ha tenido solución concreta ni intervención eficiente de las autoridades municipales.

Agredidos y cansados
Walter Oliva. "A uno lo irrita el hecho de que también estamos trabajando en la escuela y no nos respetan como personas. Tenemos que resistir y resignarnos a que alguna gestión de gobierno se ponga a tono con esta problemática, que debe ser solucionada de manera urgente".
Rodolfo Moreno. "Yo estoy haciendo una carrera universitaria y la verdad es que por la noche el olor es tan fuerte que no te permite concentrarte. A veces no se puede comer por el olor que hay. Es un tema bastante grave que se ha dejado de lado por mucho tiempo".
Antonia Valenzuela. "Yo vivo en un barrio vecino, en Ituzaingó, ubicado a más de 10 cuadras de la empresa, y los olores se sienten siempre y son muy fuertes. Es un olor como a hueso, a grasa hirviendo, bastante desagradable y que está desde hace muchos años en la zona".

La respuesta de la empresa
Consultados sobre los olores que son un reclamo constante de los vecinos de la zona, el contador Germán Biga de Refinería del Centro explicó: "Las emanaciones gaseosas son como cuando se hierve coliflor, no son tóxicas pero el olor molesta. La industria del cocinado nuestro es como una olla a presión donde metés hueso y sebo y lo hervís".
Biga explicó que luego de muchos años en el barrio de San Vicente, la planta se trasladó a esa zona en 1996. "A pesar de que era zona industrial, la Municipalidad nos reclamó que resolvamos los olores y se buscó tecnología para el tratamiento en Europa. Lo que sucede es que esa tecnología que instalamos, una torre de tratamiento de olor, fue insuficiente. Y hace dos años la Municipalidad nos dice que eso no alcanza por la edificación de las escuelas".
Según asegura Biga, a partir de entonces se iniciaron gestiones para conseguir la tecnología que se emplea en Europa para tratar los olores. "Hicimos una inversión de 500 mil euros y vamos a instalar en los próximos días un termodestructor de olores. Ese equipo se compró, se está terminando de instalar y estará en marcha en 15 o 20 días. Estimo que a mediados de diciembre los vecinos deberían dejar de sentir los olores", afirmó.

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