26 sept 2006

Viven respirando polvo

La Voz del Interior (26/09/2006)
Viven respirando polvo en cuatro barrios de La Calera

La Calera. La reactivación del movimiento en las principales canteras de La Calera genera inquietud y problemas de salud en numerosas familias. Durante casi todo el día los habitantes de algunos barrios deben convivir con el polvo que se esparce de las extracciones de las canteras, los fuertes ruidos de las detonaciones y vibraciones en las estructuras de algunas casas.
El fenómeno, que afecta en particular a vecinos de los barrios Industrial, Rumy, Dumesnil y El Diquecito, se refleja en cuadros de atención por broncoespasmos, conjuntivitis y diferentes tipos de alergias, en particular a menores.
En su humilde vivienda de barrio Rumy, Roberto Farías (58) dice que a causa de los efectos prolongados del polvillo no podrá trabajar por varios meses. Sentado en una silla, el hombre se lamenta de su suerte: "Tengo problemas con los bronquios por el polvillo. Cada dos por tres me tienen que internar dos o tres días. El ambiente se tapa todo de humo y no se puede andar. Antes molían con agua, pero dejaron de hacerlo y empezó a surgir el polvillo", añadió.
El hombre explicó que una de las razones de la falta de utilización del agua en el proceso de trituración comenzó a notarse a partir de la obra de entubamiento del antiguo acueducto del que se proveían los empresarios.
Beatriz, madre de ocho hijos, declaró que durante el día deben cerrar todas las puertas y ventanas. "Cuando corre viento es insoportable, las quebradas se ponen blancas como si hubiera niebla. Nos quejamos pero no nos llevan el apunte. Los dueños nos dijeron que los que no quieran vivir acá se tendrán que ir", describió.
Las afecciones no sólo perjudican a esos vecinos. En el sector viven unas 100 familias con muchos niños. La preocupación también se extiende a la comunidad educativa del sector, en donde se asientan un jardín de infantes, una escuela primaria y el Ipem, que en total congregan a unas mil personas.
Todos afectados. Una de las docentes del jardín de infantes reveló que es "impresionante" la cantidad de niños enfermos y que quienes trabajan en las canteras también sufren los efectos del polvillo. En este sentido, reconoció que con frecuencia deben enviar alumnos al dispensario de Dumesnil con cuadros de enfermedades respiratorias, broncoespasmos, problemas de piel, conjuntivitis, e incluso varios de ellos se encuentran con tratamiento. Otra de las maestras reconoció que este año debió pedir licencia a causa de un severo cuadro de conjuntivitis.
"Algunas autoridades nos dijeron que tratemos de mantener a los chicos en las aulas, pero es imposible tenerlos encerrados todo el tiempo. Lo único que no queremos es que no se afecte nuestra salud", subrayó.
Luego agregan que al polvillo de las canteras se suma la tierra en suspensión y la sequedad, que agravan la situación.
Diana Altieri, especialista en ingeniería ambiental y profesora del Ipem, advirtió que el sector siempre fue considerado una zona desfavorable para el dictado de clases y asentamientos urbanizados por las condiciones del funcionamiento de la canteras. "En los últimos años, el problema se acentuó; todos los días se forman nubes de polvo que bañan a todo el barrio", explicó.
Los temores vecinales son compartidos por el director del hospital municipal Arturo Illia, Pablo Spangerberg, quien reconoció la existencia de los problemas, aunque aclaró que a pesar de la percepción de los vecinos, las estadísticas no revelan incrementos notables en los casos. "La mayoría de los afectados se registran en barrio Industrial, Dumesnil y Rumy", afirmó el funcionario.

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