27 ago 2006
Oro negro en Levalle
10:41 a.m. | 
Publicado por
Eco Sitio |
El Puntal de Río Cuarto (27/08/2006)
Oro negro: en Levalle sueñan con el regreso del capital petrolero
La intención de volver a explorar la cuenca de hidrocarburos reavivó las expectativas de progreso en la localidad sureña. Según la gente, los operarios decían que habían encontrado petróleo pero poco
“Ellos decían que había salido petróleo pero poco. Y le pedían a Dios que hubiera un poco más”. Stella Maris Dessimoz (41) recorría todas las tardes los 10 kilómetros que separaban General Levalle del campamento donde se levantaba la perforación petrolera hecha a mediados de la década del noventa.
La localidad estaba revolucionada. Levalle convivía con “un pueblo paralelo” que se encontraba en el campo de la familia Del Bosco, en una superficie de cuatro hectáreas, y que se distinguía a lo lejos por una altísima torre que mantenía latente la ilusión de encontrar petróleo en el sur cordobés.
Stella Maris trabajaba en la farmacia del pueblo. Allí concurrían a menudo los operarios de la empresa Rowan Drilling, encargada de la perforación. Entre ellos Leonard Lee Evans Jr.
Quiso el destino que la bella joven levallense y el rudo mecánico yanqui se enamoraran. La historia de amor, que duró más de un año, sirvió también para que Stella Maris conociera qué pasaba con el pozo petrolero.
“Le pregunté a Leonard si realmente había salido petróleo. Pero él se mantenía reservado. Lo único que me dijo fue que la torre instalada era vieja y que se tendría que haber traído una torre nueva para hacer una perforación más profunda”, recordó en diálogo con PUNTAL.
La perforación que se hizo superó los 5 mil metros. Pero, según la empresa, los resultados fueron negativos.
Sin embargo, en el pueblo siempre quedó la sensación de que el trabajo quedó inconcluso. Es que el campamento petrolero se levantó sin llegar a intentar una segunda perforación, prevista en el contrato (ver página 21).
“Cuando ellos se fueron, el comentario que quedó es que había reservas de gas”, dijo Pedro Guerra (43), dueño del comedor ubicado a la vera de la ruta 7. “Recuerdo que ellos siempre venían a comer acá. Les gustaba tanto la comida que se terminaron llevando al cocinero. No pudimos competir contra los yanquis”, agregó Susana Vassallo (43).
El anuncio de que la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) llamará a licitación a fin de año para explorar y eventualmente explotar cuencas de hidrocarburos reavivó la época de oro que vivió Levalle.
“Lo que se hizo hace diez años nos salvó económicamente. Fue un boom como hoy lo es la soja”, comparó el intendente levallense, Miguel Ángel Véliz, en diálogo con PUNTAL.
En efecto, mediaban los noventa y Miguel “Cacho” Bossio (44), hoy dueño de la confitería del pueblo, estaba sin trabajo. “Me propusieron ser el chofer de la compañía y acepté. Cada veinte días, llevaba y traía del aeropuerto de Villa Reynolds ingenieros y técnicos. Me pagaban muy bien. Cuatro veces más lo que yo pedía. Eso sí: exigían puntualidad y eficiencia”, remarcó.
La empresa Hunt Oil fue la encargada de hacer los trabajos de exploración. Medio centenar de trabajadores, entre ellos estadounidenses, mexicanos y también argentinos, integraban la planta de personal, a la que se les sumaron unos cien voluntarios de Levalle y la zona.
“Había veces que trabajaban las 24 horas. Comían platos muy picantes y bebían mucha agua. También querían probar comidas típicas. Así que hacíamos asados con vino, pero preferían las hamburguesas y la cerveza”, agregó Bossio.
La llegada de los petroleros le había cambiado la vida a esta localidad, de 7 mil habitantes y distante 150 kilómetros al sur de Río Cuarto, dominada por la monotonía. “Ojalá que vengan. Levantarían el pueblo”, opinó Rubén Beccaría (42), mozo. “Quisiera que vengan de nuevo”, añadió Elena Dessimoz, madre de Stella Maris.
En el lugar de la perforación, la imponente torre ya no está. Sólo quedan dos grandes piletones y un cartel en el que se consignan la fecha 27-1-96 y el nombre de la empresa (Hunt). Hoy todo es nostalgia. Pero, tras el anuncio oficial, también expectativa.
Oro negro: en Levalle sueñan con el regreso del capital petrolero
La intención de volver a explorar la cuenca de hidrocarburos reavivó las expectativas de progreso en la localidad sureña. Según la gente, los operarios decían que habían encontrado petróleo pero poco
“Ellos decían que había salido petróleo pero poco. Y le pedían a Dios que hubiera un poco más”. Stella Maris Dessimoz (41) recorría todas las tardes los 10 kilómetros que separaban General Levalle del campamento donde se levantaba la perforación petrolera hecha a mediados de la década del noventa.
La localidad estaba revolucionada. Levalle convivía con “un pueblo paralelo” que se encontraba en el campo de la familia Del Bosco, en una superficie de cuatro hectáreas, y que se distinguía a lo lejos por una altísima torre que mantenía latente la ilusión de encontrar petróleo en el sur cordobés.
Stella Maris trabajaba en la farmacia del pueblo. Allí concurrían a menudo los operarios de la empresa Rowan Drilling, encargada de la perforación. Entre ellos Leonard Lee Evans Jr.
Quiso el destino que la bella joven levallense y el rudo mecánico yanqui se enamoraran. La historia de amor, que duró más de un año, sirvió también para que Stella Maris conociera qué pasaba con el pozo petrolero.
“Le pregunté a Leonard si realmente había salido petróleo. Pero él se mantenía reservado. Lo único que me dijo fue que la torre instalada era vieja y que se tendría que haber traído una torre nueva para hacer una perforación más profunda”, recordó en diálogo con PUNTAL.
La perforación que se hizo superó los 5 mil metros. Pero, según la empresa, los resultados fueron negativos.
Sin embargo, en el pueblo siempre quedó la sensación de que el trabajo quedó inconcluso. Es que el campamento petrolero se levantó sin llegar a intentar una segunda perforación, prevista en el contrato (ver página 21).
“Cuando ellos se fueron, el comentario que quedó es que había reservas de gas”, dijo Pedro Guerra (43), dueño del comedor ubicado a la vera de la ruta 7. “Recuerdo que ellos siempre venían a comer acá. Les gustaba tanto la comida que se terminaron llevando al cocinero. No pudimos competir contra los yanquis”, agregó Susana Vassallo (43).
El anuncio de que la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) llamará a licitación a fin de año para explorar y eventualmente explotar cuencas de hidrocarburos reavivó la época de oro que vivió Levalle.
“Lo que se hizo hace diez años nos salvó económicamente. Fue un boom como hoy lo es la soja”, comparó el intendente levallense, Miguel Ángel Véliz, en diálogo con PUNTAL.
En efecto, mediaban los noventa y Miguel “Cacho” Bossio (44), hoy dueño de la confitería del pueblo, estaba sin trabajo. “Me propusieron ser el chofer de la compañía y acepté. Cada veinte días, llevaba y traía del aeropuerto de Villa Reynolds ingenieros y técnicos. Me pagaban muy bien. Cuatro veces más lo que yo pedía. Eso sí: exigían puntualidad y eficiencia”, remarcó.
La empresa Hunt Oil fue la encargada de hacer los trabajos de exploración. Medio centenar de trabajadores, entre ellos estadounidenses, mexicanos y también argentinos, integraban la planta de personal, a la que se les sumaron unos cien voluntarios de Levalle y la zona.
“Había veces que trabajaban las 24 horas. Comían platos muy picantes y bebían mucha agua. También querían probar comidas típicas. Así que hacíamos asados con vino, pero preferían las hamburguesas y la cerveza”, agregó Bossio.
La llegada de los petroleros le había cambiado la vida a esta localidad, de 7 mil habitantes y distante 150 kilómetros al sur de Río Cuarto, dominada por la monotonía. “Ojalá que vengan. Levantarían el pueblo”, opinó Rubén Beccaría (42), mozo. “Quisiera que vengan de nuevo”, añadió Elena Dessimoz, madre de Stella Maris.
En el lugar de la perforación, la imponente torre ya no está. Sólo quedan dos grandes piletones y un cartel en el que se consignan la fecha 27-1-96 y el nombre de la empresa (Hunt). Hoy todo es nostalgia. Pero, tras el anuncio oficial, también expectativa.
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