26 ago 2006

Cuando la DIPAS no quiere ver

El Diario de Villa María (26/08/2006)
El basural que la DIPAS no quiere ver

La Municipalidad de Río Tercero alquiló un campo ubicado a 50 metros del río Ctalamochita, en jurisdicción de Tancacha, donde “inauguró” un basural a cielo abierto que contamina también las aguas.
La situación vulnera el equilibrio ecológico, además del ordenamiento legal. La Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (DIPAS), tan celosa en otros casos, mira para otro lado
El 18 de junio de 2002, los concejales de Tancacha encontraron 10 motivos por los cuales sancionar una ordenanza (la número 700 de ese año), que en su artículo primero establece: “Prohíbase la instalación de vertederos controlados regionales con basura de otras jurisdicciones municipales dentro de la zona urbana, periurbana y/o rural que se encuentre dentro de la jurisdicción del municipio de Tancacha, y/o cualquier otro emplazamiento que afecte a la comunidad de Tancacha”.
Por si no quedaba claro, el artículo segundo de la norma reafirma: “Prohíbase el almacenamiento y/o tratamiento de residuos peligrosos dentro de la zona urbana...”. Con todo, el intendente de Río Tercero, Luis Brower de Koning, alquiló un campo de 33 hectáreas (perteneciente a la familia Gautero), ubicado apenas a 50 metros del río Ctalamochita (y a 7 kilómetros del casco urbano de Tancacha), hizo extraer el arbolado y comenzó a llevar allí la basura del pueblo riotercerence, con el propósito posterior de convertirlo en un basurero regional.
Las topadoras comenzaron a trabajar sobre tierras con un alto componente de arena, de fácil drenaje hacia el río.
Esas aguas, ese caudal, es el que baja inmediatamente después por el balneario de Tancacha, por Villa Ascasubi, Pampayasta, Villa María y Villa Nueva, Cárcano, Ballesteros, Morrison, Bell Ville...

Los riesgos
Un grupo de vecinos comenzó rápidamente a organizarse para “evitar los riesgos ambientales para nuestra generación y las venideras...”, porque “estos proyectos ponen en riesgo la salud de la población, especialmente la emanación de gases cancerígenos”, etcétera, etcétera...
Así, se pusieron en contacto con Greenpeace, organización de la cual recibieron una serie de recomendaciones acerca de cómo actuar en estos casos. “Pensamos que es muy importante en casos como éste, que los vecinos se organicen y participen activamente para defender sus derechos. Es para ello que hemos preparado el “Manual de acción ciudadana en contra de la contaminación”, que les hacemos extensivo por Internet”, se lee en una de las comunicaciones de la entidad ambientalista.
Enseguida los vecinos de Tancacha comenzaron a enviar cartas documento al intendente de Río Tercero, al Concejo Deliberante de la misma ciudad, a la Agencia Córdoba Ambiente y a los mismos dueños del campo convertido en basural. En las misivas legales daban cuenta de la prohibición establecida por la ordenanza número 700, pero la sinrazón siguió adelante.
Hoy puede verse a las máquinas trabajar, amontonar, apisonar basura... mientras, al mismo tiempo, comienza a cobrar fuerza la intención de Brower de Koning de comprar el campo. Sobre todo a partir de que el jefe comunal consiguió que el Concejo Deliberante le permitiera la compra de las 33 hectáreas. Se habla de medio millón de pesos y de otro monto que “sería aportado por el Gobierno de la provincia”.
Es que técnicos de la Agencia Córdoba Ambiente indicaron que “el campo tiene una aptitud del 85%”, que la cercanía del río es “aceptable en un 50%” y que “sin hacer tareas de reciclado se podrá utilizar durante 20 años”.

La DIPAS no sabe no contesta
A todo esto, la Dirección de Agua y Saneamiento de la Provincia de Córdoba, que viene arremetiendo sistemáticamente en contra de entidades sociales que cuidan la ribera en Villa Nueva y Villa María, se calla y mira para otro lado.
Parece ser que allí no cuenta la misma ley que invocan aquí para liberar las márgenes del Ctalamochita, al menos en los metros que a su jurisdicción corresponde. Tampoco cuenta la contaminación ambiental, los gases, los fluidos, los plásticos que el viento arroja al agua...
Está cerca, como se ha dicho, el Balneario Municipal de Tancacha, lo mismo la Escuela Hipólito Yrigoyen - Cuesta del Río” (a la que actualmente acuden 12 niños), una empresa avícola, familias que viven de la agricultura... pero todo parece bien abrochado.
Los vecinos, de cualquier forma, no están dispuestos a detener su lucha. Ultimamente han remitido nuevas cartas a los intendentes y a los concejos deliberantes de Villa Ascasubi y de Río Tercero.
Nadie parece escuchar, ni siquiera el jefe comunal de la misma localidad de Tancacha, Ederman Ramondelli, ni mucho menos el gobernador José Manuel de la Sota.
Una vergüenza más de parte de esa clase de gente que se comporta como si nunca más fueran a ser ciudadanos de a pie.

Texto: Sergio Vaudagnotto
Infografía: Raúl Olcelli

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