8 jul 2006

Una papelera en Almafuerte

La Voz del Interior (08/07/2006)
Una papelera en Almafuerte: ¿tema cerrado?

Almafuerte. La posibilidad de la instalación de una industria papelera en los galpones que fueran de la ex Celulosa Almafuerte parece por ahora un tema cerrado en la ciudad. No hay ningún indicio nuevo que indique que la firma interesada haya avanzado en la idea de la instalación.
Desde hace varios meses, desde que había trascendido la noticia sobre la inversión, no existieron nuevos contactos entre representantes del grupo que pretendía reactivar la planta con el municipio. “Desde ese momento no vino más nadie a plantear esta iniciativa”, señaló el intendente Daniel López a La Voz del Interior.
López recordó que nunca existió una definición por este tema y que de plantearse una propuesta empresarial concreta deberá analizarse “muy bien” antes de autorizarla. “Durante todos estos años la ciudad sobrevivió sin que esa planta funcionara”, señaló López, relativizando así el impacto laboral que esa eventual inversión tendría en la ciudad y abriendo la puerta para que el municipio ponga más reparos que avales a una eventual radicación.
Lo que pasó
Hace unos tres años, el grupo Papel Fax había adquirido las instalaciones de la viaja planta que fabricó celulosa hasta mediados de los ´90. En ese momento se habló de su intención de reabrir la planta, mientras se reacondicionaban las instalaciones y se anunciaba una inminente reapertura, que en la práctica nunca llegó a concretarse.
Al comenzar este año, se conoció que otro grupo empresario había adquirido todos los emprendimientos de Papel Fax, incluidas esas instalaciones en Almafuerte, y que estaba analizando poner en marcha la planta local. En un contacto con autoridades municipales, representantes de la firma aclararon que no se trataría de una “pastera” (fábrica de celulosa) sino de una recicladora de papel. La diferencia sustancial es que en la primera industria se utilizan químicos mientras que en una recicladora no son necesarios.
Pero entre medio apareció el conflicto entre nuestro país y Uruguay por la construcción de dos grandes plantas pasteras en aquel país, que llevaron el tema ambiental vinculado a la producción de celulosa a la primera plana nacional. El Concejo Deliberante local sancionó entonces una ordenanza exigiendo estudios de impacto ambiental previos y otros requisitos para autorizar emprendimientos de este tipo, mientras entidades como el centro Comercial advertían de su oposición a esas radicaciones. Así, lo que en principio había sido una noticia que generaba expectativas laborales, terminó convirtiéndose en una preocupación por eventuales consecuencias ambientales.
Ahora, de resurgir la intención empresarial de habilitar la planta, las posibilidades de lograr una autorización municipal parecen reducirse.

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