19 jul 2006

Rumipal: especialistas en rescate de pumas

La Voz del Interior (19/07/2006)
Rumipal: especialistas en rescate de pumas

Además de sostener la reserva de animales enclavada sobre la ruta 5, en Villa Rumipal, la gente de El Edén se está especializando en otro rubro: el rescate de pumas que aparecen sueltos en pueblos y ciudades cordobesas.
El domingo fue una jornada diferente en Villa María. En la madrugada, un puma fue visto caminando en una de las avenidas principales y luego inducido por policías a ingresar a un corredor más acotado. Decenas de vecinos siguieron, con asombro, el desenlace del suceso.
A la mañana, el teléfono de la reserva El Edén, en Rumipal, no dejaba de sonar. La Policía y la intendenta de Villa María pedían auxilio para dominar la poco frecuente situación.
“Por las características del pelaje y el comportamiento, el puma venía de una casa de los alrededores”, apuntó Karina Maschio, quien comandó el operativo, con la asistencia de dos personas de su entorno. Los tres llegaron a Villa María desde la reserva de animales que mantienen en Rumipal.

Estrategias de rescate
“Luego de recibir el pedido, decidimos armar la camioneta con los pocos elementos que disponemos de rescate” –contó Maschio a este diario– y emprender viaje. Junto a sus colaboradores, aprovecharon los más de 150 kilómetros que los separaban del destino para trazar posibles estrategias. Finalmente, se decidieron por “la más conservadora”.
Ambulancias, personal de Defensa Civil y agentes policiales con las armas cargadas por si al animal se le ocurría saltar, junto con decenas de curiosos, completaban el panorama dominical.
“En un primer momento traté de conocerlo, acercarme y ver hasta qué punto podíamos manejarlo. Tenía 70 kilos, un año y medio, garras y se sentía enjaulado, y por más manso que era estaba por saltar. Eso ponía nervioso sobre todo a la Policía y yo temía que si saltaba lo mataran”, reseñó Maschio, la cara visible de El Edén.
Decidieron entonces guiarlo a través de una “manga” confeccionada con maya cima y media sombra (encontradas en una obra en construcción cercana) hasta la jaula, que luego fue cargada al vehículo de traslado.
Lo que ahora se recrea con simpleza, fue una acción arriesgada, ya que el puma, atemorizado y cercado, podría haber pegado un salto de varios metros y herir tanto a los rescatistas como a algún vecino.
Dormir al animal con dardos era una de las alternativas que manejaban pero decidieron desecharla por tornarse peligroso para el felino: por la situación de estrés que atravesaba le podría haber costado la vida. Diseñaron otra, un tanto más cinematográfica, aunque luego también descartada. “Entraría yo con el palo lazo y le enlazaba cabeza y mano, luego otro lo agarraba de la cola y trataba que las patas no hiciera pie y un tercero manejaba la jaula para poder encerrarlo”, señaló Maschio.
Mientras que a algunos le provocaba pánico y sólo se animaban a espiar desde sus ventanas, en otras personas generó cierta atracción “circense” las maniobras por enjaular al animal.
“Se escuchó un aplauso y salimos como tres héroes”, recordó la joven sonriendo sobre el cierre del acontecimiento, que demandó un par de horas de faena.
Maschio advirtió sobre el riesgo de mantener como mascotas a animales que son de naturaleza salvaje y lo mucho que falta trabajar para concientizar a la gente en esa materia.
Ahora, la Agencia Córdoba Ambiente deberá decidir el destino del animal, que ayer iba a ser retirado por la repartición provincial de la reserva de Villa Rumipal, que en la actualidad tiene ocho pumas y no está en condiciones de albergar a otro en el espacio destinado a ese fin.

Antecedentes
Hace algunos años, a la gente de El Edén le tocó rescatar otro puma, también en la ciudad de Villa María. En esa ocasión, el felino había trepado sobre un eucalipto, a 30 metros de altura. El incidente sobre la ruta 9 la tuvo también a Karina Maschio encaramada en una grúa y guiando hacia la superficie al felino. Afortunadamente, también tuvo final feliz.
Otro casos se registraron en los últimos años. Uno recordado fue en Río Tercero, donde un puma ingresó a una vivienda de un barrio poblado y demandó horas dormirlo mediante dardos y retirarlo del lugar, en ese caso, con ayuda de personal de un circo que por esos días se instalaba en la ciudad.
En general, se presume que los pumas que aparecen en zonas urbanas no llegan desde la vida rural salvaje sino que son escapados de viviendas donde se los pretende tratar como animales domesticables que no son, representando un riesgo injustificado.

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